19 diciembre, 2013

FELICES "DÍAS MUY ESPECIALES". LAS TRES TRANSICIONES DE LA NAVIDAD.


            Nuestra sociedad está un poco desorientada, o despistada, o desarticulada, o acomplejada. Para muestra el botón de las Navidades. Espero que el título de este artículo se comprenda mejor al final de mis palabras.
            Las palabras tienen un peso específico; muchas de ellas, aunque las queramos cambiar, se resisten a ser vaciadas  y rellenadas de nuevo, como si de un mero recipiente se trataran. Tenemos la palabra «madre», que es rotunda, embelesadora, cálida, atractiva y aglutinadora. Tenemos la palabra «guerra», que es terrible, detestable, temida, cruel y dispersadora. Al hilo de lo que hablamos, tenemos la palabra «Navidad». Es una palabra de origen latino, «Nativitas», que significa lo que significa: «nacimiento»; pero no «cualquier nacimiento», sino uno preciso: el de Jesús. Navidad es la celebración de que ha nacido Jesús. Aquí vienen los problemas. Es una palabra «religiosa», y hay que «vaciarla» de su contenido «políticamente incorrecto».
            Un intento, no sé si fracasado o no, el tiempo lo dirá, ha sido la desaparición de esta palabra. Vamos a hablar de «fiestas de invierno», que es más «neutra», más «insabora», más «ecuménica». Si hacemos el experimento encontramos estos resultados: aquí en España, donde vivo, nos enviamos felicitaciones, muy contentos, «porque ha llegado el invierno»; los niños escriben «cuentos de invierno»; el día 22 sería el día de la «lotería de la fiesta de Invierno»; y sobre todo nos juntaríamos en familia haciendo a veces miles de kilómetros para celebrar que «estamos en invierno»; ¡ah!, haríamos espléndidos regalos «porque ha llegado el invierno». Me parece que no va a tener mucho éxito este cambio de nombre.
Aceptamos el nombre de «Navidad», «velis nolis», a regañadientes. Ahora bien: la condición es que no se puede hablar del «nacimiento de Jesús» para que sea una fiesta de todos, creyentes o no, sin sabor religioso. Lo primero es cambiar el «imaginario». Necesitamos una figura simbólica: se ha impuesto por goleada el «Papá Noël» que es sifón con gaseosa, o sea, nada. Dicen los que saben que es en realidad la figura que inventó una famosa compañía de bebidas para su campaña publicitaria de Navidad. El «Papa Noël» cumple su cometido: no dice nada, ¡perdón!, dice «¡oh,oh,oh!», que es peor aún. Nadie sabe ni quién es ni qué hizo, ni si nació, ni si murió… Es un personaje sin historia personal; os sea, no es nada. Eso sí, ha conseguido entrar en todas las casas, que le abren con satisfacción sus puertas y lo propagan por doquier como si del nuevo icono universal se tratara.
Una anécdota. El «Papa Noël» no tiene villancicos (¡aún!). Me ha contado mi esposa que en su colegio no celebran la Navidad (¡no se hace referencia a ella! ¡es un colegio público!), pero… en el festival del último día,…¡cantan villancicos! ¿Sociedad hipócrita, desnortada, despistada, acomplejada?
Qué decir de las felicitaciones televisivas. Como no se puede desear «nada» porque el «Papa Noël» es humo de paja, y no hay que hablar de Jesús, en televisión se dice: «que paséis unos días muy especiales». ¿Especiales por qué? ¿Por todo lo que vamos a comer y consumir? ¿Por gastar dinero a espuertas para alegría de los indicadores de consumo? ¿Por volver a ver a la familia después de algunos meses?
No puedo por menos que dedicar una línea al «espíritu de la Navidad». Como no se puede hablar de espiritualidad cristiana (de las falsas espiritualidades sí –ayer asistí a un ritual de magia blanca en plena TVE con beneplácito y bendiciones de las presentadoras), hay que inventarse más globos etéreos. Hablar del «espíritu de la Navidad» es querer decir algo sin decir nada; sin molestar al personal. ¡Que nadie se ofenda por usar la palabra «espíritu», que no es religioso! El «espíritu de la navidad» es ser solidario por unos días, ser buenas personas por unas horas etc.
Los que me conocéis, sabéis que este artículo no puede acabarse aquí. Hay que indagar más hondo. Creo que estamos asistiendo a unas «transiciones» de la Navidad. La primera transición, el CAMBIO DEL NOMBRE, ha fallado; pero otras no. La segunda transición, la de la ausencia del «RELATO».  sigue su marcha triunfal. Nuestra sociedad quiere fiestas, pero sin «relato» que transmitir, que recordar, que contar a los niños. El «Papa Noël» no tiene «relato», no tiene «historia», no dice nada, ni bueno ni malo; no sabemos cómo piensa: si está con los ricos o con los pobres, si está con los maltratados o con los maltratadores, cómo se posiciona ante el hambre, la violencia, si es religioso o si no lo es. Esto es muy importante: de Jesús tenemos «relato»: sabemos que nació pobre, de unos padres judíos humildes, en los márgenes del Imperio de Roma. Sabemos que provocó un movimiento social, bajo la llamada a vivir con pasión el «Reino de Dios»; sabemos que era religioso, que rezaba y llamaba a Dios «Padre»; sabemos que lo mataron porque era molesto y provocador; los creyentes sabemos que está vivo. Con Jesús hay «relato», con «Papá Noël» no hay relato. Nuestra sociedad prefiere que no haya narración, que no se diga nada, que se acalle la narración de Jesús.
Un paso más. El relato bíblico no es un «cuento de niños». Es un relato teológico. Que Jesús naciera pobre nos dice que Dios se hace hombre en medio de los pobres, llega hasta el fondo de la historia. Que Jesús naciera en los márgenes del Imperio, quiere decir que Dios está en los márgenes de la sociedad, no en la «yema del huevo» de los bienvividores, bienpensantes, biencomidos, biendormidos… Que a Jesús le quisiera matar Herodes quiere decir que Dios sufre la violencia de los perseguidos de todo el mundo. Que unos pastores fueran los primeros en adorar al niño quiere decir que Dios no hace acepción de personas, sino que prefiere a los que oficialmente forman parte del tropel de los últimos… El «relato» del nacimiento de Jesús molesta. El gordinflón y bonachón de «Papá Noël» no molesta; tampoco hace gracia; es «nada sin sal».


La tercera transición, la FIESTA DEL CONSUMO, ha triunfado. Hemos pasado de celebrar la Navidad con sentido religioso (y relato provocador) a celebrar la «fiesta del invierno», blandiblup, mórbida, y muy cara… ¡hay que gastar!, sin saber por qué. Como no «somos» personas, somos «humanos gastadores».
Por si acaso, para suavizar, nuestros pensadores se han sacado dos conejos de la chistera. Uno, el conejo del «espíritu de la navidad»: ‘Sea usted simpático, amable, solidario, generoso… aunque sólo sea por unos días…’ El segundo conejo es el de los buenos deseos: «sea feliz en estos DÍAS TAN ESPECIALES». No le digo por qué, usted piense por qué lo son.
Con mucho sentimiento y cariño, voy a intentar seguir viviendo la Navidad, con el nacimiento de Jesús, con la sorpresa de ver a Jesús-Dios-con nosotros. Una Navidad con relato, que toca el corazón y la mente, y los pies, y las manos… ¡el alma!

Pedro Ignacio Fraile Yécora
Navidad del 2013
http://pedrofraile.blogspot.com.es/





U

18 diciembre, 2013

ADVIENTO 2013


ESPERANDO CON MARÍA

                                                                                     ¿Quién como tú, María,
esperabas a Jesús?
¿Quién, como tú, María,
dijiste que sí al Buen Dios?
¿Quién como tú, María,
soñabas con albas de llanto de niño?
¿Quién como tú, María,
rezabas y llorabas
esperando el Señor?

María, dulce María,
mujer creyente, mujer de Dios,
¡despierta nuestro oído!,
¡caldea nuestro corazón!

Es la cuarta semana de espera.
Todo apunta a la Navidad.
Que esta cuarta luz, culmen de corona,
no se apague en nuestro corazón
nunca, nunca jamás.

Adviento 2013
Pedro Fraile Yécora
http://pedrofraile.blogspot.com.es

16 diciembre, 2013

FELICITACIÓN DE NAVIDAD


A todos los que leéis este blog, 
conocidos o no, amigos y extraños. 

A todos los que soñáis en un mundo distinto, 
no cualquiera, sino el del evangelio.

A todos los que seguís emocionándoos 
la noche de Navidad,
contemplando a Jesús niño, 'Dios con nosotros'


A todos vosotros, personas de bien,
de buen humor,
de buenos sentimientos,
de buen corazón.

A todos los que os resistís a creer
que la Navidad es adorar al 'dios-consumo',
al 'dios-comilonas'
al 'dios desenfreno'.

A todos los que os seguís juntando en casa,
con los padres, hermanos, amigos,
con los vecinos, con los parientes...

Os deseamos feliz navidad 2013

14 diciembre, 2013

LAS 'ANTIFONAS DE LA O' EN LA GRUTA DE BELÉN

LAS «ANTÍFONAS DE LA O»
EN LA GRUTA DE BELÉN

           


Tierra Santa siempre tiene reservada sorpresas. He visitado multitud de veces las grutas de san Jerónimo, así se llaman, en Belén. Forman parte de las grutas que están bajo la Basílica de la Natividad. Una de estas grutas de san Jerónimo, la primera, es la que se comunica directamente, si bien hay una puerta cerrada, con la gruta del nacimiento de Jesús. En esta capilla se puede celebrar la Eucaristía. En dos columnas que flanquean el altar están inscritas en la piedra, de forma cuidada, las siete «ANTÍFONAS DE LA O» (en latín), en castellano «oh», porque es una exclamación.






            Lo traigo a colación precisamente porque comienzan esta próxima semana. La Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Cada antífona empieza por una exclamación, seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.





O Sapientia!            Jesús es la Sabiduría de Dios
O Adonai !              Jesús es el Señor
O Radix !                Jesús es la el renuevo de Jesé 
                                  (padre de David)
O Clavis !               Jesús es la llave, la clave de la salvación
O Oriens!                Jesús es la luz, el sol naciente (Oriente)
O Rex !                   Jesús es el rey de la paz
O Emmanuel!          Jesús es el Emmanuel, 
                               el «Dios-con-nosotros».


            




Quiero compartir con vosotros estas "llamadas" a Jesús que viene, que he preparado estos días para una charla sobre Adviento. Lo dicho, que nos sirvan para pedir a Jesús, el Señor, que venga a nuestras vidas.

¡OH SABIDURÍA!



¡Oh Sabiduría, 
salida de la boca del Padre, 
anunciada por profetas!
¡Ven a enseñarnos 
el camino de la salvación!


Jesús nos enseña la verdadera sabiduría,
la que nos lleva a la salvación, 
al sentido de la vida, 
al saber vivir en plenitud como humanos.


¡VEN  PRONTO, SEÑOR, VEN SALVADOR!





¡OH PASTOR DE LA CASA DE ISRAEL!




 ¡Oh Señor, Pastor de la Casa de Israel,
Que conduces a tu pueblo!
¡Ven a rescatarnos por el
PODER DE TU BRAZO!


Jesús es el pastor que no abandona a su pueblo, 
lo acompaña en medio de las dificultades 
lo libra de los peligros.


¡VEN  PRONTO, SEÑOR, VEN SALVADOR! 



¡OH SOL DE JUSTICIA!


¡Oh sol naciente. 
Esplendor de la luz eterna, 
SOL DE JUSTICIA!
Ven a iluminar a los que yacen 
en sombras de muerte


Jesús es la verdadera luz, 
que hace que todo se sepa, con claridad, 
y que nada oculto o tenebroso domine sobre el mundo.


¡VEN  PRONTO, SEÑOR, VEN SALVADOR!



¡OH EMMANUEL!



 ¡Oh Emmanuel, nuestro rey, 
Salvador de las naciones, 
esperanza de los pueblos!
¡Ven a libertarnos, 
Señor, no tardes ya

Dios se hace niño y humano en Jesús.
Él es el 'Dios con nosotros'.

¡VEN  PRONTO, SEÑOR, VEN SALVADOR! 

  


Pedro Ignacio Fraile Yécora





09 diciembre, 2013

ADVIENTO EN BELÉN (Autoridad Palestina)


La semana pasada estábamos en Belén; cuando nació Jesús, una ciudad de la tribu de Judá, bajo la autoridad del Imperio Romano; hoy una ciudad grande de la Autoridad Palestina, separada de Jerusalén por un tremendo muro de vergüenza y violencia. En la plaza principal han colocado un hermoso árbol de Navidad, lleno de luces y bolas de colores. Al fondo, el alminar de la mezquita preside con altivez la plaza mayor de la ciudad. A nuestras espaldas se levanta la Basílica de la Natividad.
La foto no hace justicia a lo que quiero narrar, pues en el momento de fijar la imagen, se oía el canto del almuédano llamando a la oración, la penúltima del día. Una voz potente, nasal, alargada intencionadamente recordaba que ‘Alah es grande… que no hay otro Dios que Aláh…, que Mahoma es su profeta…’ Se lo recordaba, en árabe, a lugareños y ajenos; a musulmanes, cristianos y gente de toda condición que pasaba por allí.
No puedo por menos que dejar vagar mis sentimientos a la vez que las preguntas vuelven machaconamente una u otra vez. Belén es el lugar del nacimiento de Jesús; para los cristianos es el lugar de la encarnación, donde el Dios del cielo se hace «carne débil», «barro amasado», «cuerpo y alma», «humano y fraterno». Dios se hace uno de nosotros, y nosotros sabemos que podemos mirar sin miedo, cara a cara, a Dios, porque sólo en él podemos descubrir quiénes somos y cuál es nuestro futuro. La población cristiana se está marchando de Belén: cada vez son menos… prefieren irse a otros lugares donde la vida diaria con la familia es posible… Los franciscanos lo repiten una y otra vez como denuncia profética y como llanto ante una realidad ante la que se sienten impotentes «Belén se está quedando sin cristianos».
Un árbol de Navidad, y unas cuantas calles iluminadas, recuerdan la fiesta cristiana. El árbol de Navidad parece un guiño a Occidente, porque ¡en la montaña de Belén no hay hermosos abetos, ni pinos, ni coníferas… sino fructíferos y longevos olivos, o duros y generosos almendros…! El canto del almuédano nos pone los pies en la tierra: en Belén la megafonía llama a que sólo demos culto a Aláh.
Es Adviento. Es tiempo de esperanza. Es tiempo de soñar. Es tiempo de no cejar ante las evidencias. Es tiempo de abrir caminos. Es tiempo de trazar sendas. Es tiempo de no dejarnos vencer por los enemigos de la bondad, de la justicia, de la alegría.
Camino de Belén, en tiempos de Adviento…. Seguimos yendo un año más camino de Navidad.

Pedro Ignacio Fraile Yécora


http://pedrofraile.blogspot.com.es/