29 mayo, 2014

JUEVES DE LA ASCENSIÓN



"Tres jueves hay en el año
que deslumbran más que el sol,
Jueves Santo, Corpus Christi,
y el día de la Ascensión"
(dicho popular castellano)


Hoy es el 'jueves de la Ascensión', si bien desde hace años lo celebramos el próximo domingo.

No es fácil explicar la Ascensión, porque unas veces nos refugiamos en el 'imaginario' y nos ponemos a ensoñar con 'subidas y bajadas', con 'cielos superiores y tierras bajo los pies', con 'movimientos ascendentes' de Jesús, como si de un extraterrestre de otro mundo se tratara. ¡Y Jesús ni pertenece al mundo de la cosmología ni de los extraterrestres! Jesús tenía los pies muy bien puestos en la tierra. Jesús es muy humano ¿nos sorprenderá al final de su vida con movimientos extraños?

Otras veces nos refugiamos en los números: cuarenta días después, cincuenta días después... ¡qué lío de números! ¡Vamos, como si toda el misterio salvífico de Dios en Jesús estuviera supeditado a un calendario! Imaginaos que 'nuestra salvación' dependiera de unas horas, o de unos días, o de unas semanas... ¿Acaso no es poco serio? ¿no tienen un sentido litúrgico más que cronológico?

El misterio de la Ascensión tiene que ver con el ser humano (antropología), con el misterio salvífico de Dios (teología), y con Jesús el Cristo (Cristología).

El ser humano se siente desvalido, pequeño, huérfano... ¿dónde refugiarme? ¿bajo qué protección cobijarme? La soledad es muy fuerte ¿será una soledad definitiva? ¿Te vas, me dejas, y me abandonas? (Como dice la canción)

El misterio salvífico de Dios es misterio de amor que salva, no de 'problemas irresolubles' o de 'esoterismos mágicos'. Dios no juega al escondite, mucho menos se ríe de nuestra debilidad. Dios no se puede 'controlar' como cuando controlamos un espacio, un tiempo, una escena... Dios es 'incontrolable', pero no se esconde; da la cara. La última palabra es suya, y es de triunfo, de vida, de gloria.

La vida, muerte y resurrección de Jesús no son 'decoración' en el misterio de Dios. Si las quitáramos, ¿pasaría algo en la vida cristiana? ¡Pasaría todo! No seríamos cristianos sin Jesús-muerto y resucitado. Jesús, hombre, se 'vuelve al Padre', pero no nos deja solos. La nueva vida de Jesús no es solo para él, sino para todos: él va para 'prepararnos sitio'. Su ascensión no es un 'desentenderse', un 'quitarse de enmedio', un 'escaquearse'. Jesús se va, pero no nos deja solos: nos envía al Espíritu Santo.

Fray Luis de León, de forma hermosa, quizá un poco difícil por el lenguaje, lo dice poéticamente: ¿dejas pastor santo a tu grey en este valle oscuro? ¿nos dejas llorando y solos? No. Jesús no nos 'deja solos'. La fe, que es esperanza y certeza a partes iguales, nos dice que Jesús ha entrado en 'su gloria', que es también 'nuestra gloria'.


¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, escuro,
con soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, ¿te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados,
y los agora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dó convertirán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura,
que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura,
¿qué no tendrá por sordo y desventura?

Aqueste mar turbado,
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al viento fiero, airado?
Estando tú encubierto,
¿qué norte guiará la nave al puerto?

¡Ay!, nube, envidiosa
aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!

21 mayo, 2014

CON JESUS Y CON PEDRO, EN LA IGLESIA.

Va a comenzar el papa Francisco su viaje a Tierra Santa.
Pero el 'Francisco-Pedro' no va a volver a Galilea, ni a Cesarea de Filipo.
Va a ir a Jerusalén y Belén.

Humildemente traigo a mi blog un evangelio, el de la 'bienaventuranza' de Jesús a Pedro cuando éste le confiesa como el 'Cristo de Dios'.

Luego, por si os sirve, un comentario al evangelio de Mateo y un pequeño guión para trabajar. Por último, un poema y unas imágenes del Mar de Galilea con tormenta. Entonces las olas amenazaban la barca, y también hoy las olas amenazan la barca. Pero Jesús está en la barca y dice a Pedro: 'no tengas miedo'.

Evangelio de Mateo

En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe 
y preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?

Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, 
otros que Jeremías o uno de los profetas. 

El les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: 
                             'Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo'

Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, 
porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, 
sino mi Padre que está en el cielo. 

Ahora te digo yo: 

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, 
y el poder del infierno no la derrotará. 

Te daré las llaves del Reino de los Cielos; 
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, 
y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. 

Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

(MATEO 16, 13‑20)

1. Comentario

La conocida como ‘confesión de Cesarea de Filipo’ marca un antes y un después en el ministerio de Jesús. Se sitúa estratégicamente en el «centro» literario y teológico del evangelio, mostrando según la forma de composición hebrea, la importancia de la escena. 
Los discípulos que le siguen son invitados a que digan en voz alta quién es Jesús para ellos. En definitiva se trata de una confesión personal, no de una concepción religiosa adquirida (Elías), o de repetición de memoria de lo que otros dicen (Juan bautista, uno de los profetas), o de una definición aprendida que no toca lo más íntimo de las personas.  

Mateo añade tres versículos fundamentales (vv. 17-19): 
- una bienaventuranza o macarismo dirigido a Simón bar Jonás; 
- el cambio de nombre de Simón por Pedro; 
- y la misión que se le encomienda: «te daré, lo que decidas….». 

La bienaventuranza (dichoso tú...) supone que la honra de Simón no está en los méritos adquiridos, sino en que el Padre mismo ha tenido a bien revelarle quién es Jesús. 
Con el cambio de nombre (inicio de algo nuevo) va unido su significado (Pedro-piedra-fundamento). 
Con el símbolo de las llaves (autoridad), Jesús mismo le confiere a Pedro el encargo de iniciar el camino de la Iglesia. Una misión que consiste en arrancar a los hombres del imperio de la muerte (el poder del infierno no podrá con su misión). Una Iglesia concebida como Nuevo Pueblo de Dios y una autoridad que incluye el interpretar la Ley (atar y desatar) para adaptarla a las nuevas situaciones. Iglesia abierta, en camino, desde los judeocristianos (Jerusalén) al orbe conocido (Roma-Mediterráneo).  

2. Para trabajar en grupo

Ambientación. Hagamos un repaso rápido de los lugares donde nos movemos: familia, trabajo, asociaciones, parroquia. Seguro que hay un orden que todos aceptamos, si bien de forma crítica y corresponsable. No aceptamos ni el autoritarismo ni tampoco la anarquía. Sabemos por experiencia que los grupos necesitan mantener el espíritu inicial que les ha unido; pero  a la vez necesitan una autoridad y una organización.
Nos preguntamos. ¿En nombre de quién nos reunimos los que nos llamamos cristianos? ¿Es necesario que compartamos solo unos valores éticos comunes o que hagamos una profesión de fe en Jesús? ¿Dónde radica nuestra felicidad, en tener objetivos comunes o en compartir juntos, aun con dificultades, una misma fe? ¿Necesitamos compartir la fe en una comunidad o somos cristianos por libre?
Proclamamos la Palabra: San Mateo 16, 13‑20
Nos dejamos iluminar. Jesús reúne a sus discípulos y les hace dos preguntas necesarias: «quién es» según la opinión de la gente, y «quién es» según la experiencia que tienen de compartir la vida con él. Jesús declara que Simón es «bienaventurado» no por sus virtudes personales, sino por haber proclamado la confesión de fe, revelada por el Padre. Simón pasa a ser «piedra/fundamento» y autoridad en la comunidad de Jesús.  

Seguimos a Jesucristo hoy. Mateo es el evangelista de la comunidad. Tiene mucho interés en presentar a la Iglesia como «nuevo pueblo de Dios», convocado por Jesús. Jesús pone como «piedra» a un pescador (Simón), que ha escuchado la voz del Padre y le ha confesado como Mesías/Cristo. Simón/Pedro tiene la autoridad de servir a la comunidad en la fe y en el descubrimiento de Jesús.

3. Oración e imagen

«CON JESÚS EN LA BARCA DE PEDRO»

Jesús dormitaba, parte por el cansancio,
parte por el sueño, en la barca de Pedro.
El mar hinchó sus olas, el aire si hizo viento.
La barca parecía una cáscara,
y el miedo abrazó sus cuerpos.

«¿No te importa que nos hundamos?»
«¿No es tu barca, Jesús, la de Pedro?»
«¿No somos tu gente, tu Iglesia, tu pueblo?»

Iglesia sin Jesús, fracasada;
Iglesia, sin Pedro, desautorizada;
Iglesia sin los pobres, traicionada;
Iglesia sin Dios, frustrada.

Repítenos, Señor, de nuevo,
la pregunta que le hiciste a Simón.
Haznos «felices» por confesarte,
Haznos «dichosos» como a Pedro.

Déjanos navegar contigo en tu barca,
Cansados, heridos o entumecidos,
Pero siempre  discípulos nuevos.

Pedro Fraile



15 mayo, 2014

¿HACIA DÓNDE VA EL CRISTIANISMO?



            En el último mes he coincidido con varias lecturas que apuntan en una misma dirección. Son fuentes distintas, si bien, se me puede reprochar, todas siguen una misma línea. Prefiero no citarlas explícitamente porque me gustaría redactar algo más pensado, más sesudo, y más pasado por el corazón, en un futuro. Entonces las citaré.
            El argumento que se repite una y otra vez es la crisis del cristianismo en la cultura occidental. Estamos, dicen, en una «sociedad postcristiana». Bueno, ¡no hay que ser un lince para descubrirlo! Basta con hacer una descripción pormenorizada de una serie de constantes: asistencia a la misa dominical en continua caída, desapego de las enseñanzas de la Iglesia, ausencia de vocaciones a la vida religiosa, desplazamiento a otras religiones o religiosidades no cristianas etc. Lo difícil no es el «diagnóstico», sino las vías de solución o, al menos, las posibles «hojas de ruta» a seguir. En todos los artículos y libros que he leído hay una serie de constantes:
- Desafecto afectivo y efectivo con la Iglesia. La Iglesia, como Institución, está pasando por malos momentos. ¿Consecuencia de errores pasados? ¿Carga de dos mil años de cristianismo, con responsabilidades enormes de gobierno? La Iglesia tiene que «cargar» con un peso que muchas veces supera el de sus frágiles espaldas: cruzadas, inquisición, papado-emperador, coaliciones con poderes dictatoriales, curas y religiosos nada ejemplares etc. Parece, por otra parte, que la «otra historia», la positiva, se desconoce: fundadores de colegios de enseñanza y de universidades, fundadores de hospitales, misiones entre los más pobres, trabajos liberadores de esclavos, casas de acogida a marginados e inmigrantes. Es triste pero es verdad: las noticias de la Iglesia, sobre todo en los últimos años, pasan por un «filtro mediático» muy interesado. No es justo.
- Cambio de «paradigma» en la transmisión de la fe. Los sesudos articulistas nos recuerdan que la «sociedad de cristiandad» hace tiempo que ha desaparecido; y nosotros, «erre que erre», queremos transmitir la fe en un medio social que, sencillamente no existe: la sociedad no es cristiana, las familias no son cristianas, los colegios no son cristianos, la moral de la sociedad no es cristiana. Habría que pasar, dicen, de una «transmisión de la fe» a un «nuevo engendramiento»; o sea, hay que hacer «nuevos cristianos», no «pasar la fe» a una gente que no le interesa.
- Recuperación de lo «religioso», una vez superada la crisis de hace años que renegaba de la fe cristiana como una «religión» asociada al judaísmo (Templo, sacerdotes, normas, control de conciencias, credos etc.), hoy en día se apuesta de nuevo por lo «religioso». En este caso es un «sentido religioso» amplio, espacioso, más unido a lo humano: autonomía del individuo, pluralismo en las opciones, revalorización de lo «auténtico» más que de la confesión de una «verdad de fe», etc..
- Lo «crístico» sin Jesús. Los analistas de la religión nos advierten del nacimiento de grupos que son «crísticos», o sea, que creen en un sentido «complexivo», «holístico», «universal, «divino», «armónico», «íntimo», «cósmico», del ser humano; pero sin perfiles concretos. Son experiencias religiosas individuales, difuminadas, desdibujadas. Son las «religiones sin rostro». Más en concreto, desde nuestro punto de vista, son «religiones» que no miran ni se dejan mirar en el rostro de Jesús. Para los cristianos, Jesús es «el rostro humano de Dios»; es el «Dios con nosotros-Emmanuel»; dicho de forma más compleja, es la «encarnación del Logos de Dios». Dicho de forma más sencilla: «creemos en el Dios de Jesús»; «Jesús revela quién es y cómo es Dios». Ahí queda la pregunta: ¿cristianismo sin Jesús?
Vuelta a Jesús. Quizá este sea uno de los aspectos más positivos de los nuevos análisis. Hay que «volver» a las fuentes; lógico por otra parte. Después de dos mil años de cristianismo, nuestra referencia «última» no puede ser tal concilio por lúcido que haya sido; o tal teólogo, irrenunciable para un grupo concreto de creyentes; la referencia no puede ser otra más que Jesús, muerto y resucitado, fundamento último de la fe cristiana. Recuperar la frescura del mensaje, la radicalidad de sus acciones, la ilusión que provocaba en la gente sencilla, las ganas de vivir de otra forma que iban de la mano en todo lo que hacía.
No sé si recojo bien el sentir de muchos de estos pensadores. Yo, por mi parte, retomo el título de este artículo: «¿Hacia dónde va el cristianismo?» Personalmente suscribo la «vuelta a Jesús» como base del nuevo giro que debe dar la fe cristiana; es más, creo que los cristianos debemos aportar en esta nueva etapa de la religión a escala mundial, la especificidad de la fe «con rostro, el rostro de Jesús». Esa es nuestra «gozosa herencia»: ser «testigos de Jesús».
Recojo igualmente la revalorización de lo «religioso» de forma positiva. Todos sabemos que el trajín diario nos lleva a las prisas, a los agobios, a las ansiedades: Todos somos conscientes de que los que «teledirigen» nuestros hábitos consumistas, sociales, e incluso nuestras opiniones, no quieren «gente que piense», gente con «opinión propia». Estamos, por fin, en un momento de la historia en que la «diosa razón» sabe que tiene que convivir con la «sensibilidad», con la «empatía», con la «ternura» y la «misericordia» (conceptos todos del ámbito religioso más que del argumentativo). No podemos cerrar los ojos a las peticiones de tantas personas, aunque no lo sepan decir, de una necesidad de expresión de su vida interior, porque o la tienen o la quieren tener.
El punto a discutir tiene que ver con la Iglesia. Aparece en muchos casos como la «mala» de la película; hoy en día es la «pagana» de muchos platos rotos. Parece que todas las sociedades necesitan un «chivo expiatorio» sobre el que cargar las culpas. En nuestra sociedad occidental (dejamos el oriente lejano, el oriente ortodoxo,  y las zonas islámicas), la que hoy por hoy tiene que sobrellevar en buena parte esta «carga» es la Iglesia. Unas veces la crítica severa es con razón; otras sin ella. También la Iglesia (entendida en su condición de «institución»), tiene que «volver», tiene que «convertirse» a Jesús. Nuestra sociedad, y en especial la gente más joven, no está dispuesta a concederle muchos créditos.
Por último, el tema más candente: los nuevos cristianos o los cristianos del futuro. ¿Basta con transmitir la fe que a su vez otros nos transmitieron? ¿Tenemos que hacer un esfuerzo por «engendrar» a la fe «nuevos cristianos» conforme a la situación real de la sociedad que vivimos?
A mí me parece apasionante. Hay que «recrear» lo que pensábamos que ya estaba «archivado» para siempre. Hay que «relanzar» lo que estaba guardado en nuestros almacenes. Hay que «reimaginar» los modelos que son arquetipos de otras sociedades. Hay que «reconstruir» unos símbolos y un lenguaje que entiendan las personas de esta sociedad. No se trata de «maquillar», ni de «suavizar», ni «vender barato» el evangelio de Jesús, sino dejar que la fuerza transformadora del evangelio, bajo la acción del Espíritu Santo, recree nuestras comunidades cristianas.

Pedro Ignacio Fraile
15 de Mayo de 1014
http://pedrofraile.blogspot.com.es/


           

            

09 mayo, 2014

JORDANIA TIERRA BÍBLICA: La subida al llamado 'monasterio' de Petra

JORDANIA TIERRA BÍBLICA: 
La subida al llamado 'monasterio' de Petra


Jordania guarda infinidad de tesoros. El más conocido mundialmente es Petra, antigua capital de los 'nabateos', un pueblo del que desconocemos casi todo. Anteriormente la Biblia nos dice que por aquella tierra se localizaba el país de 'Edom'. Los edomitas y los israelitas nunca se han llevado bien a lo largo de su historia.


La semana pasada estuve en Petra y me decidí a subir a lo que llaman 'El Monasterio'. Es otra hermosa y soberbia tumba, del mismo estilo que la popularmente famosa del 'Tesoro', situada al final del 'Shiq' que conduce al corazón de la ciudad. 





Tras dejar atrás la fachada del Tesoro me dirigí a la Basílica bizantina. Sorprende cómo hay acceso libre a mosaicos del siglo V y VI, protegidos solo por una carpa. Es una Iglesia soberbia, destruida por terremoto del siglo VIII. 

Las figuras son sorprendentes: encontramos animales de la zona, una señorita con pecho desnudo que representa la cosecha del verano.





Por fin, a los pies de uno de los dos laterales de mosaicos de la Iglesia, el símbolo cristiano por excelencia en el oriente cristiano antiguo, la crátera con los pavos reales. Imagen que se repite ¡hasta en las basílicas paleocristianas de Menorca! hay que seguirle la pista


Seguimos el camino con presura. Antes pasamos por la fachada de lo que queda de un enorme Templo. Subimos las escaleras hasta llegar al gran patio que albergaba a los creyentes.



Queremos subir al 'Monasterio', como dicen las guías, aunque ni es monasterio, ni lo fue, ni hubo monjes ni los hay. Pero la fachada y el esfuerzo lo merecen.


Escaleras empinadas, 
tramo llano; 
escaleras 
que zizaguean; 
¡vamos, ánimo!





turistas con burros que te adelantan: 'nosotros subimos sin ayuda de los burros!



Arriba se ven las tiendas de los beduinos; cuando llegamos ¡es un pequeño bar hasta con fruta por si queremos sentarnos a descansar! Seguimos...




Por fin, el premio. ¡Tras cuarenta y cinco minutos, hemos llegado!





¿Se lo creerán o no?

¡Hay que hacerse una foto!



Estamos cargando pilas, de nuevo, para este verano. ¿Te apuntas? Si te apetece y tienes un hueco en tu agenda, escríbenos:
viajesatierrasanta@hotmail.com








 

07 mayo, 2014

DIOS PASA POR CASA, SE DETIENE Y NOS LLAMA, POR SI ESTAMOS



¿Qué os sugiere esta foto? Una tienda beduina, en el desierto, en un lugar fresco y bonito, aun en medio del desierto, para quedarte allí más de un día. 




Yo recuerdo el texto que nos habla de Abrahán cuando recibe a unos peregrinos en su casa. 

Luego, entre la narración hermosa y sugerente, la imaginación del perspicaz lector y la teología bíblica, se desentraña la escena: Acogida, hospitalidad, las promesas que vienen, sobrevuelan, se paran, y siguen su camino. 

Abrahán tomando el fresco de la tarde a la entrada de la tienda soñando con un heredero que no llega. Sara que mira con pena la tristeza de su esposo... Y Dios. 

En la Biblia no hay escena sin que sobrevuele, se pare, se detenga, y diga su palabra y su promesa de vida, el mismo Dios. Desierto de Wadi Rum, por la tarde. 

La belleza lila de la jacaranda y el verdor de la palmera se dibujan en la pantalla marrón de las rocas. Al fondo, como telón, un azul intenso y limpio. 

Abrahán vuelve a hacerse presente en la historia de cada persona que se fía de Dios.