31 mayo, 2016

CANTAD CON CÍTARAS PARA EL SEÑOR. IN MEMORIAM DE CARMEN CAÑADA, STJ.



Nuestra sociedad necesita personas sensibles, con finura de espíritu, luminosas, y por qué no decirlo, «creyentes». Las tres primeras cualidades son propias de los artistas; la última lo es de aquellos que se abren al misterio de Dios y lo acogen.
            Carmen era artista, componía y tocaba la cítara, pero sobre todo era «creyente». Recuerdo una anécdota con ella. En torno al año 92 o 93, si no recuerdo mal, le invitaron a que diera un concierto de cítara en la Parroquia de San Francisco de Tarazona. Al día siguiente ella volvía a su «Casa de Oración» cerca de Zaragoza. Como yo tenía que ir, me pidieron que la llevara a ella y a su cítara. Esa noche cayó una notable nevada, y ni cortos ni perezosos los dos emprendimos el camino. Entonces no me dijo nada, pero unos años más tarde, con esa sonrisa que ella tenía siempre en la boca me recordó: «¿te acuerdas de la nevada y el miedo que pasamos?
            Mis últimos recuerdos personales de ella son en la Pascua del año 2008. La celebramos un grupito en la «Casa de Oración». Todo muy cuidado, muy preparado. Profundo, con largos tiempos para la oración y la contemplación. Con tiempo, con mucho tiempo. Ella ensayaba con su cítara los cantos antes de comenzar las celebraciones. Espacio para cada uno de nosotros y para nuestro encuentro con Dios en la Pascua de su hijo Jesús.
            No hace mucho estuve a punto de escribirle para preguntarle si las letras de unos poemas que cantaba en sus discos eran suyas. Yo estaba preparando mi libro «Entrañas de misericordia. Jesús, ternura de Dios», y cuando llegué a la «mirada de Dios» recordé lo que ella nos ensayaba en las preparaciones de los momentos de oración.
            Una canción que repetíamos decía: «El mirar de Dios es amor, el mirar de Dios es amor». Otra decía en su verso «ayúdame a ver las cosas como tú las ves». Preparando estas notas he visto que la letra no es suya, pero sí la música. No importa, porque la belleza y la profundidad es la misma.

Ayúdame a mirar con amor 
Texto: M. Iceta / Música: C.Cañada

Ayúdame a mirar con amor
a descubrirte en el silencio.
Ayúdame a mirar con amor,
a ver las cosas como Tú las ves. (bis)

            Ella publicó discos con textos bíblicos, otros tomados de los santos carmelitas o de los poetas, y los musicalizaba. En otros la letra y la música eran suyas.





Purifica mis deseos 
Texto y música: C.Cañada

Purifica mis deseos,
silencia mi corazón.
Cura todas mis heridas,
enciende en tu Amor mi amor.
Purifícanos, siléncianos,
Cúranos, cúranos, enciéndenos.

            Carmen ayudó a que muchos cristianos de Zaragoza y sus alrededores, religiosas de la Compañía de Santa Teresa, sacerdotes, laicos etc. se iniciaran en el mundo de la oración. En su proyecto mimado la «Casa de oración», en el barrio de Garrapinillos, cerca de Zaragoza, miles de personas hemos rezado y hemos aprendido a rezar. Carmen fue, como se dice en una expresión «cursi», una «adelantada a su tiempo», pues entendió que el futuro era de los orantes.
            Ayer, lunes, 30 de Mayo, en una carretera de la provincia de Zaragoza, moría en un accidente de tráfico en el que viajaba con otras religiosas. Murieron dos Teresianas y otra compañera quedó muy grave. Hoy todos los cristianos de a pie y de bien, de las tierras aragonesas y aledaños, estamos de luto. Un luto esperanzado, pues Carmen era creyente de cuerpo entero, y sabemos que estará tocando su cítara, con los ángeles, en la presencia de Dios. Descanse en paz.


           


29 mayo, 2016

CORPUS CHRISTI: EL PAN QUE AMASAMOS, COMEMOS Y COMPARTIMOS

PAN QUE ALIMENTA. La palabra «pan» tiene la capacidad de hacernos recordar el alimento sustancial, básico, fundamental; al menos, en la cultura mediterránea, a la que pertenece Jesús. En otras culturas deberían buscar otro alimento que sea de todos, del pueblo llano, que sea básico y a la vez que sea definitivo. La palabra ‘pan’ tiene esa capacidad evocadora y sintetizadora a la vez: le pedimos a Dios que nos dé el «pan de cada día». El obrero «tiene derecho a su pan». La mayor injusticia es «negar el pan y la sal». ¿Por qué? Porque no hay vida sin alimento, al igual que no hay vida sin respiración o sin agua. Jesús, una vez más, va al fundamento de las cosas y nos habla del alimento, del bueno, del que perdura, del que todo ser humano necesita… y en una pretensión audaz… nos dice que es él. Es más se ofrece para ser «pan comido» por nosotros y de esta forma alimentarnos y «darnos vida».


                  PAN QUE SE PARTE. El pan suele cocerse en bollos o tortas medianas o grandes. ¡hay que partirlo en pedazos! El padre de familia, en las culturas tradicionales, tiene la misión de ‘partir el pan’. Jesús mismo, parte el pan en los relatos de la multiplicación; parte el pan en la última cena y una vez resucitado, parte el pan a los discípulos de Emaús. De nuevo aparece la imagen y el símbolo que se unen a la persona de Jesús: Jesús mismo «se parte», porque su vida se entiende desde la entrega y desde el «ser para los demás». El pan se parte para «ser comido»; el sentido último de la vida de Jesús es «ser comido» por aquellos que se acercan con necesidad a él.

                  PAN QUE SE COMPARTE. El pan es del que lo trabaja, es de quien lo vende y de quien lo compra; y es también de los pobres que no pueden adquirirlo. Es, como dice la tradición cristiana «el pan de los pobres». El sentido humanitario inscrito en el corazón del hombre y, más aún, el sentido cristiano, hace que entendamos que el pan no es para almacenarlo o para que se endurezca en nuestras despensas, sino para que se alimente la humanidad. Deja de ser «mío» para ser «de los que lo necesitan». Jesús no es para unos pocos que tienen acceso a él; menos aún es para un grupo de «selectos»; es para ser alimento y ser comido por el ser humano pobre, hambriento, necesitado. La vida está en alimentarse, está en partirse existencialmente y está en aprender a compartir.

                  COMEMOS EL PAN DEL SEÑOR. Jesús aún va más lejos. A partir de la imagen real y simbólica del pan, Jesús nos habla de «comerle a él». Dice que el pan del que habla es su «carne». Sigue de forma atrevida por el camino de la «carne y de la sangre», de la persona. Comer su pan, comer su carne y beber su sangre, es entrar en comunión plena con su persona, con su causa, con su mensaje, con sus criterios y con su misión. Los judíos que le escuchan no le entienden; se ponen a discutir qué significa: ¿no está proponiendo Jesús algo parecido a la antropofagia? ¿no está Jesús casi loco? Jesús no está fuera de sí; Jesús nos indica el camino para entrar en la plenitud de la vida: la plena comunión con él.


CORPUS DE VIDA

Eres audaz y provocador,
Señor Jesús.

Podías habernos dicho
que siguiéramos tus consejos,
que tomáramos buena nota
de tus mensajes y decisiones.

Podías habernos explicado
hermosas teorías sobre el mundo,
sobre el ser humano,
sobre el sentido de las cosas.

Nos podríamos haber sentido
satisfechos y orgullosos
de ti, ¡un buen y sabio maestro!

Pero nos descolocas:
hablas del pan, que alimenta,
se parte y se comparte… ¡y se come!

No dices que tenemos que comer
cualquier pan, sino que
tenemos que comer de «tu pan»,
que tenemos que «comerte a ti».
porque tú mismo eres el «pan de vida»

Pedro Ignacio Fraile Yécora

26 mayo, 2016

LECTIO DIVINA: EL CAMINO A SEGUIR

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba SENTADO AL LADO DEL CAMINO pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-          Hijo de David, Jesús, TEN COMPASIÓN de mí.
Muchos le regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
-          

Hijo de David, TEN COMPASIÓN de mí.
Jesús se detuvo y dijo:
-          Llamadlo.
Llamaron al ciego, diciéndole:
-          Animo, levántate, que te llama.
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:
-          ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
-          Maestro, que pueda ver.
Jesús le dijo:
-          Anda, tu fe te ha curado.
Y al momento recobró la vista Y LO SEGUÍA POR EL CAMINO.


LECTIO. El ciego Bartimeo está sentado «al borde del camino». Jesús sale de Jericó, subiendo a Jerusalén. En los caminos frecuentados se ponían los mendigos para pedir limosna. El ciego no le pide a Jesús una moneda, sino que le pide «compasión» (por dos veces); le da un título «mesiánico», le llama «Hijo de David». La gente primero se interpone intentando que se calle; luego le ayudan. Jesús lo llama y le pregunta: ¿qué quieres que haga por ti? La petición del ciego es evidente: quiere ver. Recobrada la vista, gracias a la fe que pone en Jesús, el ciego «le  sigue por el camino».

MEDITATIO. A veces pensamos que estos evangelios no son para nosotros porque «vemos bien». Podremos tener una vista aceptable, pero Jesús alcanza la vista del corazón y de la fe. La petición «que vea» es de todos los tiempos y es universal. La visión del corazón, del Espíritu que nos conforma, es fundamental. En la vida pasamos por momentos de «ceguera espiritual» y debemos pedir a Jesús que nos ilumine para ver con claridad. Un detalle importante el evangelio que leemos y que Marcos deja caer, para que lo tengamos en cuenta. La importancia de ser «discípulos» de Jesús, de estar tras sus huellas en el camino de la vida. El ciego, antes de encontrase con Jesús está sentado «al borde del camino»; pero una vez que Jesús le devuelve la vista, aquel hombre le «sigue por el camino». El verbo «seguir» es propio de los discípulos; el «camino» no es físico, sino lugar vital donde se desarrolla el discipulado.

ORATIO. Ayuda Señor  mi pobre fe, lava mis ojos de la soberbia y la altivez, que sepa pedirte como el ciego Bartimeo que cures mis ojos para creer en ti.


CONTEMPLATIO. Hoy fijamos nuestra mirada no en personas, sino en la realidad terrena, física, geográfica: el camino. Hay muchos tipos de caminos: suaves y frescos, áridos y empinados, llenos de piedras, otros junto a barrancos o acantilados. Hay caminos para pasear entre los árboles, sin prisas, y caminos que unen rápidamente pueblos y ciudades. En el camino uno se puede sentar porque está cansado; también se puede sentar alguien porque pasa gente, para pedir limosna o un favor. Hay caminos peligrosos porque no pasa nadie por allí en días; otros están llenos de gente. Sea como sea, el discípulo no busca ir sin rumbo por el mundo, metiéndose en  peligros innecesarios por irresponsabilidad; no busca alejarse de los caminos que recorren el mundo y la gente, sino que sigue a Jesús por el camino: el suyo, el que va descubriendo, el que Dios le marca.

25 mayo, 2016

Lectio divina: «NO HA DE SER ASÍ ENTRE VOSOTROS

Lectura del santo Evangelio según San Marcos

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-          Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó:
-          ¿Qué queréis que haga por vosotros?
Contestaron:
-          Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó:
-          No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
-          Contestaron: Lo somos.
Jesús les dijo:
-          El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. (San Marcos 10, 32-45)

Lectio. Camino de Jerusalén Jesús les habla con toda claridad de lo que les espera. Dos de los discípulos, Santiago y Juan, curiosamente piden privilegios a Jesús. Están con él pero no le entienden. Jesús les pregunta, les ensena y corrige sus pretensiones. Los grandes tiranizan y los poderosos oprimen. Cambio total: los primeros serán los últimos, y viceversa. Jesús es el Hijo del Hombre, que ha venido a servir y a dar la vida.

Meditatio. Jesús dice «nada de eso»; pero se entiende mejor si decimos: «no ha de ser así entre vosotros». ¿Qué significa ese «no ha de ser así»? El «carrerismo» y el tráfico de influencias es tan antiguo como el ser humano. También entre los discípulos aparece esta tentación. El cambio radical que Jesús pide pone las relaciones entre las personas y los poderosos en una tesitura nueva: los que quieran mandar, que se pongan a servir. El «no ha de ser así» hace que el discípulo se «desmarque» libre y radicalmente de posturas de opresión, de abusos, de humillaciones, de desprecios.

Oratio. Señor, la tentación más sutil es querer mandar con la excusa de servir. No permitas que me autoengañe, no permitas que manipule tu evangelio.


Contemplatio. Miramos nuestra vida y nos preguntamos ¿cuándo me pongo yo por encima de los demás, despreciándoles o apartándoles? ¿Cuándo hago de mi discipulado una carrera disimulada buscando mis intereses? Descubro las actitudes que debo trabajar para corregir.

24 mayo, 2016

LECTIO DIVINA: LAS CUENTAS DE JESÚS


Lectura del santo Evangelio según San Marcos

En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús:
-          Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
 Jesús dijo:
-          Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más
─ casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones ─, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
(Marcos 10, 28-31)

LECTIO. El hombre rico se marcha ante la petición de Jesús (texto precedente). Pedro se adelanta y habla por los discípulos sin que Jesús les pregunte: «nosotros hemos dejado todo». Un gesto de generosidad. ¿Espera la aprobación o la enhorabuena de Jesús? Jesús reflexiona sobre los beneficios presentes (cien veces más, con persecuciones) y sobre los beneficios futuros (la vida eterna) de los discípulos. Jesús concluye con el anuncio de un cambio en los criterios del mundo: los primeros serán últimos, y viceversa.

MEDITATIO. Un matiz importante «recibirá cien veces más con persecuciones». Los beneficios que promete Jesús no siguen los criterios del mundo (acumulación de riquezas, lujos innecesarios). El seguimiento supone confrontaciones y, en muchas ocasiones soportar pruebas y oposiciones abiertas. Las cuentas de Jesús son otras. Los beneficios de Jesús son otros. Nadie se hace discípulo de Jesús para hacerse rico, y si lo pretende, es una perversión del evangelio.

ORATIO. Enséñame a ser discípulo que busca poner mis pies en tus huellas, no halagos humanos ni beneficios temporales que llenen torpemente mis almacenes.


CONTEMPLATIO. Ponemos rostros a los grandes discípulos de la historia y vemos cómo todos han pasado por la pobreza y la persecución. No de una forma simbólica, como si de un ‘adorno» se tratase, sino de forma dolorosa: Pablo sufrió hambre y persecución física poniendo en riesgo su vida en más de una ocasión; Francisco de Asís abrazó la ‘hermana pobreza’ y llegó a ser expulsado de la orden que él fundó; José de Calasanz compartió su pan con los niños pobres de Roma, y tuvo que abandonar su orden al final de sus días; Teresa de Jesús fue acusada de ‘judía’ por la Inquisición; Carlos de Foucauld pasó necesidad en su peregrinar y murió de un tiro por la espalda cuando estaba de oración ante el Santísimo en Tamarasset; Edith Stein murió como carmelita descalza en un campo de concentración a manos de los nazis etc. 

23 mayo, 2016

LECTIO DIVINA: CAMBIO DE RUMBO

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló yle
preguntó:
-          “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”
Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
El replicó:
-          Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
-          Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale l dinero a los pobresasí tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
-          ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios. Ellos se espantaron y comentaban: Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-          Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.

LECTIO. Encuentro de Jesús con un hombre que quiere heredar la vida eterna. La introducción del interlocutor no es acertada, pues llama a Jesús «Maestro bueno» y este le sale al paso corrigiéndole: sólo Dios es «bueno». El hombre lleva una vida «correcta». Ha cumplido los mandamientos, pero Jesús le pide un paso más: vender sus bienes, dárselo a los pobres y seguirle. Jesús no le amenaza, sino que le «mira con cariño». El que vive para sus riquezas y es esclavo de ellas tiene un grave obstáculo para aceptar el Reino. 

MEDITATIO. No todo fue un «éxito rotundo» en el seguimiento de Jesús. También hubo fracasos. El seguimiento de Jesús no es para «voluntariosos» bienintencionados pero sin fondo, ni para «negociadores» que intentan un arreglo, un «fitfy-fifty», que tranquiliza la conciencia. Jesús es claro y exigente; no miente porque no quiere engañar a nadie. Eso sí, no «amenaza», sino que busca el fondo del corazón humano. Al hombre rico le mira con «cariño». También a nosotros nos habla con claridad y exigencia hoy. No es «obligatorio» ser discípulo de Jesús, pero el que acepta ponerse en camino tras él debe comenzar por «cambiar valores y decisiones». Entre ellas una fundamental, la de vivir para el dinero.   

ORATIO. Quiero seguirte, Jesús, y sé que eres exigente. Pides la renuncia a los bienes que aferran nuestro corazón. Cambia mi vida, aligera mi equipaje.

CONTEMPLATIO.
Pasamos por el corazón la vida de tantos y hombres y mujeres de Dios que han pasado por la historia de la humanidad. Todos tienen un punto en común, sean de la época que sean: Abrahán, Moisés, Elías, Pablo, Agustín, Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Edith Stein, Carlos de Foucauld… todos tienen en común que hay un «antes y un después en sus vidas». Han cortado con lo anterior y se han puesto en camino para vivir ante Dios, en el caso de los cristianos en seguir a Jesús. Una ruptura que supone «abandonos» y «decisiones». Vivir para otro, vivir para lo nuevo, rompiendo con lo antiguo, con lo que no llena o esclaviza.



21 mayo, 2016

SANTISIMA TRINIDAD: DIME CÓMO VIVES Y TE DIRÉ EN QUÉ DIOS CREES



            Dios forma parte de la esencia de cualquier «religión». «Religión» tiene que ver con «religación». No podemos decir lo mismo de cualquier experiencia que tenga que ver de forma vaga, ambigua y sin perfiles claros con 'lo espiritual', pues nos podemos encontrar con personas inmersas en formas espiritistas o espiritualistas, pero que no creen en Dios o no viven en su presencia. Tres pasos en nuestra reflexión.
Saber «sobre» Dios. En una cultura que valora mucho el «saber», el tener «conocimientos», podemos preguntarnos qué sabemos sobre Dios; qué podemos decir sobre él. De la misma forma que podemos elaborar un discurso o ponencia sobre historia, política, sociedad, arte o psicología, también podemos articular una propuesta coherente sobre el problema de Dios y su misterio. Pero ¿es lo mismo tener conocimientos sobre Dios que creer en él?
Saborear a Dios. Cuando hablamos de Dios tenemos que recurrir necesariamente al mundo de la experiencia, propia y ajena. Nos faltan las palabras y aun sin querer usamos símbolos; no podemos ofrecer fotos ni dibujos de Dios y nos servimos de imágenes aproximativas a un misterio que nos envuelve y a la vez nos desborda. Es una presencia y una realidad que, cuando se ha hecho vida, no se olvida, porque no es una «lección aprendida», sino una parte viva de lo que somos y sentimos. Por eso, más que «saber sobre Dios», lo que necesitamos es «saborear a Dios».
Confesar a Dios. La fe cristiana es confesante y a la vez es moral. El cristiano cree en Dios «en» la Iglesia y «con» toda la Iglesia, y a la vez se compromete en su día a día con la fe que profesa. Para un cristiano, la fe que profesa en un Dios cercano e íntimo, misericordioso y compasivo, libertador y justo, la vive en su pequeño mundo. Dios es Padre de todos, es el Hijo amado revelado plenamente en Jesús, es el Espíritu vivificador y dador de vida. Dios es comunidad que ama, y sólo se tiene acceso a Dios desde el amor. Sólo el que ama puede «saber» de Dios, «saborear a Dios» y vivir según la voluntad de Dios. Por eso podemos decir, 'dime cómo vives, y te diré en qué Dios crees'.


Pedro Fraile

19 mayo, 2016

MI QUINTO LIBRO

Con motivo del Año Jubilar de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, tuve la ocasión de escribir un primer libre: 'Entrañas de misericordia. Jesús, ternura de Dios'.

Un tiempo después me propusieron que comentara un acróstico del Papa Francisco sobre la misericordia que él presentó con motivo de la felicitación de la Navidad a la Curia romana.


Este es el resultado. Es distinto al primer libro. En el primero intenté adentrarme en el mundo de la Misericordia en la Biblia, Palabra de Dios para los cristianos.


Este segundo, teniendo una matriz bíblica, es más 'práctico', más 'pastoral'.




Un título ambicioso. 

'Misericordia con todos y para todos'. 



Un subtitulo que nos habla de la parábola del Padre Misericordioso: 

'Conmovido, corrió a su encuentro'. 

En él encontraréis doce capítulos con un mismo esquema: 

1. El pulso de la vida 
2. Claves bíblicas 
3. Lectio divina 
4. Para trabajar 
5. Oración  

Esperemos que os sea útil.

Un saludo a todos

Pedro




17 mayo, 2016

LECTURA POLÍTICA DE PENTECOSTÉS


            El libro del Génesis, en sus primeros capítulos, nos habla de la «Torre de Babel». En mi juventud huía de los primeros capítulos de la Biblia porque los consideraba «poco científicos». Más tarde los uní a la fascinación que me producía todo lo mesopotámico: la Torre de Babel era un Zigurat, un resto de aquellas montañas de ladrillo que construían los pueblos caldeos cerca de sus ríos, para sus dioses; los judíos exiliados en Babilonia nos regalaban esta imagen que ellos habían visto con sus ojos, pues en Israel nunca hubo Zigurats/Torres de Babel. Ahora, cuando la vida ya ha pasado por muchos vericuestos, cuando aprendemos a leer la Biblia como «Palabra de Dios viva», y no como restos arqueológicos precientíficos, hago otra lectura: Babel lo hubo, lo hay y lo habrá. Porque, ¿acaso nuestro presente político en España no se parece a Babel?

Vayamos por partes: El PP (Partido Popular) es un conglomerado de antiguos «liberales» tanto en lo político como en lo económico; de defensores del «neoliberalismo postmoderno»; de «conservadores» de toda la vida y sus reformulaciones (los «neocons»); de los «monárquicos» y también de algunos resquicios mínimos de la extinta «Democracia Cristiana», esa que nunca tuvo hueco en España. Les une que todos hablan de España; al menos.
El PSOE (Partido Socialista Obrero Español) perdió hace muchos años la «S» de «socialista», al menos cuando renunció hace años con Felipe González al «Socialismo marxista» (el socialismo científico de nuestros estudios universitarios, el de Marta Hacneker); hoy se mueve en la «S» de «Social Democracia». Luego se cayó la «O» de obrero, pues reúne a profesiones liberales, intelectuales, artistas etc.; ahora se le cae la última sigla: en Cataluña es PSC, en el País Vasco PSE (de Euzkadi); en Valencia quieren que sea PSV… la «E» de «español» ¿se caerá sin remedio?.
Aún no sé bien quiénes son los de Ciudadanos (economía libre de Mercado, liberales en cuestiones sociales, quieren que España sea España…). Falta más definición, más «chicha». Recoge de unos y de otros. Hay que esperar.
Nos queda Podemos, donde esta mañana decían los Medios de Comunicación que, por el momento, habían reunido a ¡dieciséis formaciones políticas distintas! Ahí es nada. El nuevo gurú es capaz de unir a anticapitalistas, comunistas, independentistas, anarquistas, animalistas,, veganos, cabreados, indignados, ecologistas… incluso he visto a un grupo que se hace llamar «Piratas de Catalunya»; no es mentira, ved vosotros mismos las siglas. Puede ser que de dieciséis grupos pasen a más…
Permítanme un inciso. ¿Se habían dado cuenta de la importancia que tiene el diseño y el marketing en las dos últimas formaciones? Ambas han renunciado a llamarse «Partido», que suena muy feo. Amas se sirven de una sola palabra, en plural. Unos apelan a ser «ciudadanos», ¿quién niega esta palabra? ¿no es patrimonio de todos? Los otros prefieren un verbo, copiado de Barak Obama, cuando popularizó su «yes, we can» («podemos», en Inglés); es una sola palabra, también, que transmite «capacidad», «futuro», «alternativa», «fuerza»… En ambos casos una sola palabra, que, curiosamente acaba en «-os»; esto ya es pura casualidad (¿o no?).
Bueno. La Biblia dice que Dios hizo que en Babel se confundieran las lenguas, de forma que todos trabajaban, pero sin orden, ni concierto; por tanto un esfuerzo vano. ¿No estamos en España en un nuevo Babel?  El PP no quiere a Podemos ni al PSOE ni a Ciudadanos; el PSOE lo mismo con matices: no al PP, pero no le hace ascos en algunos lugares a Ciudadanos y en otros a Podemos; Podemos reúne a un montón de siglas contra la «vieja política», pero no reúne a Ciudadanos, a pesar de que ellos dicen que no son «viejos», que son «los nuevos». ¡Vaya guirigay! No sé qué pasará después del 26-J, día de las elecciones, pero sí que pasará a los libros de Historia de España este triste año 2016 por el espectáculo que están dando nuestros profesionales de lo político.
Este domingo pasado celebrábamos en la Iglesia Católica la Solemnidad de Pentecostés, que es todo lo contrario a Babel. Pentecostés es capacidad de escuchar, de oír, de dialogar, de proponer, de aceptar. Pentecostés es sabiduría, es consejo, es prudencia, es temor de Dios. Pentecostés es humor, es humanidad, es humildad.
Pedimos que el Espíritu Santo transforme el mundo, la Iglesia, los corazones, las comunidades… también que ilumine a nuestros políticos  Señores políticos, sean del color que sean, ¡déjense llevar por Pentecostés!

Pedro Fraile

            

14 mayo, 2016

COMENTARIO A LAS LECTURAS EN LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS


Lectura del libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 1‑11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. 


Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. 
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: 
—«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? 
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.» 

Comentario: Los judíos presentes en Jerusalén han venido de todo el mundo a celebrar la fiesta de ‘las semanas’. Sin que lo pretendan son a la vez testigos de algo totalmente novedoso, que ni esperan ni saben cómo explicar. Pentecostés, la Fiesta del Espíritu, es la ‘Novedad absoluta’ en la que Dios mismo irrumpe en la naturaleza y en la historia. Supone un comenzar de nuevo e inesperado. ¿Estamos sometidos a la ruptura perpetua, a la división y a la incomunicación como consecuencia de Babel? ¿Tenemos que repetir siempre lo mismo, el mismo argumento? ¿Estamos condenados a no entendernos los humanos? Pentecostés es la fiesta de la unidad en lo esencial; es la posibilidad real de ir no hacia una convergencia falsa y efímera, sino hacia la convergencia que nos regala Dios. Pentecostés es la posibilidad de nacer de nuevo. Los judíos presentes en Jerusalén fueron testigos de esta fuerza que irrumpió y dieron presentes el paso a la novedad que supuso el comienzo del cristianismo. La fe cristiana debe, cada año, en la fiesta de Pentecostés, volver a lo esencial, a la unidad profunda y a la renovación interior que es don del Espíritu Santo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los ROMANOS 8, 8‑17

Hermanos: 
Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. 
Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Así pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. 
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.   Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). 
Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados. 

Comentario: Podemos contraponer dos formas de vivir delante de Dios. Por una parte la de aquellos que viven con ‘miedo’. No con ‘temor reverencial’, sino con la sensación de que el juicio de Dios pende como una espada de Damocles sobre la cabeza del ser humano. Por otra parte está la vivencia del ‘hijo amado’. Los primeros no han conocido el don del Espíritu Santo. Su experiencia y su fe sigue atada al Dios de la justicia implacable, al enemigo de todo lo humano. Los segundo saben que la posibilidad no sólo de vivir feliz sino de alcanzar la Plenitud es don del Espíritu Santo. San Pablo lo proclama con fuerza: ‘hemos recibido no un espíritu de esclavitud para vivir en el temor! ¡No somos esclavos ni de nuestro destino ni de nuestras pasiones! ¡Somos hijos y podemos vivir con la libertad y con la alegría del los hijos! ¡Somos herederos! Y todo esto es don del Espíritu Santo. La vivencia de la fe como hijos de Dios hace que entendamos nuestro mundo, nuestras relaciones y nuestros problemas de forma distinta.

 SECUENCIA

 Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos. 
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hambre, 
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento. 

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero. 


Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. 

Lectura del santo evangelio según san JUAN 14, 15‑16. 23b‑26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
—«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros. 
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. 
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. 
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.» 

Comentario: Lo importante y necesario es ‘hacer morada en Dios’. No sólo decir con los labios que ‘creo que Dios existe’, o que ‘puede ser que exista’. Hacer morada es habitar de forma permanente. Hacer morada es permanecer de forma estable. Para eso hace falta ‘querer’ (voluntad) y amar lo que se quiere (positividad). El que quiere algo, y lo hace de forma positiva, noble, generosa, permanente, está amando.  El que ama a Cristo, no vive la vida cristiana como carga insoportable, sino como don. El que ama a Cristo observa la palabra de Cristo porque no es la de alguien extraño. Ahora bien ¿cómo cumplir todo esto? ¿Qué posibilidades hay de que llegue a buen puerto estas intenciones? San Juan lo dice con claridad: es don del Espíritu Santo. Él lo enseñará y lo recordará.


Pedro Fraile

13 mayo, 2016

¿AMAMOS O QUEREMOS A JESUS? Lectio Sobre Juan 21



Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: —«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» El le contestó: —«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
—«Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta:
—«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta:
—«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice:
—«Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta:
—«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
—«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
—«Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
—«Sígueme.»
(Juan 21 ,15 19)

LECTIO. Encuentro pascual de Jesús Resucitado con los discípulos en el mar de Galilea. En el trasfondo, la triple negación de Pedro. Jesús, después de partirles el pan, le hace a Pedro tres preguntas sobre la disposición en su seguimiento. Juego de verbos: «amar» y «querer». En las traducciones no se percibe con claridad, pero en griego hay un juego sutil entre el significado último del verbo «amar con generosidad y entrega» (agapáo) y el verbo «querer/apreciar/estimar» (filéo). Jesús pregunta a Pedro si le «ama» (con todas las consecuencias), y Pedro por dos veces solo se atreve a decirle que le «aprecia/quiere/estima»; después de haberlo negado por tres veces Pedro no se atreve a responder con suficiencia. En la tercera ocasión Jesús baja el nivel de la pregunta, y le dice si le «quiere/aprecia/estima», y Pedro le responde: «tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Pedro ha aprendido a ser un discípulo en la humildad, sin arrogancias ni bravuconadas. Jesús no le humilla, sino que le llama de nuevo: «sígueme».

MEDITATIO. El amor que se da por completo, que se entrega sin reservas, pertenece a Dios y a Jesús. También es un don para quienes lo reciben de Dios, pero el amor oblativo no se consigue «a fuerza de puños», por «voluntarismo». Gran equivocación en la espiritualidad de muchos cristianos. Pedro, una vez convertido en discípulo humilde, dejando atrás las negaciones y acogiendo el perdón renovador de Jesús, recibe el encargo de Jesús de pastorear sus ovejas. ¡Jesús encomienda la Iglesia naciente al mismo que le había negado! ¿Nosotros seríamos capaces de fiarnos de alguien que nos ha traicionado? Es más, ¿le entregaríamos lo más importante, en este caso la Iglesia? Esto solo lo puede hacer el Hijo de Dios.

ORATIO. Enséñame a ser discípulo tuyo, humilde, sencillo, ¡nunca altivo!, Señor Jesús. Enséñame a ponerme a tus pies, escuchándote, aceptando tu camino.

CONTEMPLATIO. Traemos a nuestro corazón a tantas personas que han recorrido el camino de fe y del discipulado; cómo han pasado de la soberbia a la humildad, de ser ellos quienes dirigían su vida espiritual a dejar que sea Cristo quien lo haga. Miramos nuestro interior para descubrir si soy yo quien me siento superior a Jesús, o si es él quien va delante marcando el paso. Como Pedro solo me atrevo a decir un humilde, «tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero».

Pedro Fraile