31 marzo, 2018

FELICITACION PASCUAL 2018


JESÚS VIVE Y YO ESTOY LLAMADO A LA VIDA.
RESURRECCIÓN E IDENTIDAD PERSONAL (Pascua 2018)

En un poema que leía en mi juventud, el poeta entonces de moda, Bertold Brecht, se hacía las «Pregunta de un obrero ante un libro»
  
(…) En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo?
César venció a los galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero? (….)

El poeta marxista reivindicaba el recuerdo de todos los que han construido las grandes gestas de la historia, pero de los que nunca nadie se ha acordado, ni nadie se acordará. La suerte del ser humano, parecería decir, solo está en el recuerdo de los importantes, de las personas que han dejado «huellas».
Ayer por la mañana escuché a una mujer que le decía a otro: «convéncete, solo estás viva mientras te recuerdan». Lo mismo, pero desde otra perspectiva. La vida de las personas, según esta opinión, depende única y exclusivamente de algo tan frágil como la memoria.

En esta noche celebramos, un año más, la Pascua. La Resurrección de Jesucristo. 



El triunfo sobre la muerte de Jesucristo. ¿Y qué? ¿Qué importa a nuestra vida que Jesús haya resucitado si estamos condenados a disolvernos en la desmemoria de la historia? Es más, ¿por qué celebrar que Cristo ha resucitado si estamos condenados a desaparecer cuando mueran los que nos han conocido y amado?
Esta es, a mi modo de ver, uno de los mensajes más revolucionarios y más significativos para el ser humano de todos los tiempos; también de hoy: cada una de nuestras vidas, aunque nos olviden los humanos, son irrenunciables, tienen nombre personal, son importantes. Dios no nos olvida. Dios tiene «grabado nuestro nombre en las palmas de sus manos»; este texto precioso no es mío, sino del profeta Isaías (Is 49,16). San Pablo dirá: «(Cristo) ME amó y se entregó POR MI (Gal 2,20)
En unos tiempos convulsos que nos tocan vivir, donde uno de los temas más recurrentes es el de la «identidad». En definitiva, es un tema que todos tenemos que solucionar: ¿quién soy yo? ¿Qué hago en este mundo? ¿Qué me identifica y que me separa de otros seres humanos como yo?
Los cristianos tenemos algo precioso que comunicar al mundo, nuestra identidad personal, única y digna a la vez: «Yo (N) soy importante, yo estoy llamado a la vida, yo no me avergüenzo de vivir» ni me dirijo a un futuro de anonimato, porque «soy hijo amado de Dios», «porque Cristo Jesús ha muerto por mí y en la resurrección me ha dado vida».
Pascua significa VIDA, y VIDA EN ABUNDANCIA, para transmitirla, para compartirla… pero no es una «vida anónima», condenada a la desmemoria de la historia, impersonal, masificada, sin nombre. No: Pascua es vida personal, con nombre y apellidos, con dignidad única, con esperanza única, con proyectos y memoria única.
A todos y cada uno de vosotros, hijos amados en el Hijo, vivos para siempre en la vida que nos regala Jesús Resucitado, ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Pedro Fraile

1 comentario:

  1. Muchas gracias Pedro. Todo mi ser tiembla al notar el amor que Dios me tiene. Que se dió por mí a través de su Hijo y que nunca renuncia a mí, a nosotros. FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

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