Estamos
en la semana de Pasión, según el calendario popular cristiano. Es más, estamos
en la «semana de los dolores»: la Virgen de los Dolores, la Dolorosa, prepara
su recorrido por las calles de los pueblos de España un año más. Las
«Dolores-Lolas» sacan sus mantillas para acompañar a la Virgen.
Lo
contrario al dolor es la «apatía». Es una palabra que suena mal, que no nos
gusta a nadie aunque no sepamos bien por qué. La «apatía» tiene que ver con la
ausencia de «pathos», de «pasión», de «padecimiento», de «empatía», de
«pasibilidad», La persona «apática» no tiene «compasión», es «impasible».
Luego
hay otras palabras del mismo «espectro semántico», como simpatía o antipatía.
El «simpático» comparte un mismo lenguaje, una misma forma de expresión, de
saber estar, de comunicación verbal y no verbal. El «antipático» todo lo
contrario. Hay gente muy sesuda que es muy antipática, porque con él ni irías
ni a heredar; también están los «bribones simpáticos» que te engañan y encima
quedas contento.
¿Y
un cristiano de bien? ¿Es «pasional» o «apático? ¿Con qué «empatiza» y de qué
«siente compasión»? No son tiempos buenos para los que se toman la fe en serio
(tampoco para los que se toman la fe «a medio gas», no nos engañemos). Los que
quieren vivir conforme al evangelio no pueden vivir de forma impasible ante un
mundo que se desangra. Los ejemplos los ponéis cada uno de vosotros: eso sí,
que tenga que ver con la sangre derramada, con la sangre violentada, con la
sangre inocente, con la sangre de los débiles… En un mundo que se desangra, el
cristiano no puede decir que no «padece» también él.
La
«pasión» forma parte de la esencia cristiana. Jesús se «compadecía» de las
personas que sufrían. No sólo «le daba penita», o «sentía lástima», sino que se
revolvía por dentro, tomaba decisiones, y actuaba. Por eso lo mataron; no
porque fuera un «señor simpático», ni siquiera «empático», sino porque llevaba
la pasión a flor de piel y de vida. La «compasión» de Jesús le llevó a su «Pasión»;
son dos términos no solo lingüísticos, sino teológicos.
Estamos
en la Semana de Pasión como pórtico a la Semana Santa. No es ninguna cosa del
otro mundo si nos preguntamos, los que decimos que somos cristianos – al
menos-, si bien esta pregunta es muy humana: ¿cómo estamos de compasión con las
víctimas, con los desahuciados, con los ninguneados, con los empobrecidos, con
los «sobrantes» (según las estadísticas) de este mundo?
Si
somos cristianos «apáticos» podremos defender con labios y formas externas
nuestra piedad popular, pero si no somos «compasivos» no entraremos en la
Pasión de Jesús, entrada en su misterio de muerte entregada que nos conduce a
la plenitud de la vida en la Resurrección.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
7 de Marzo de 2014
Lunes de Pasión
No hay comentarios:
Publicar un comentario