La Pasión de Jesús no es un 'recuerdo' ajeno a la vida de cada día. La noticia que traigo al blog es solo una gota de agua en el océano de la violencia del mundo.
La Pasión de Jesús que vamos a celebrar la semana que viene tiene nombres y rostros. Unos conocidos, como el del jesuita asesinado. De otros nunca sabremos los nombres ni conoceremos sus rasgos.
Buen Dios, acoge en tu seno a toda la humanidad que sufre violencia y transforma nuestros corazones para que seamos personas que trabajemos por la paz.
«ES
IMPOSIBLE QUE SUFRAMOS Y EL MUNDO NO HAGA NADA»
Siria:
secuestran y asesinan al jesuita holandés que denunció el sufrimiento de la
población de Homs
El P. Frans van der Lugt,
sj, sacerdote jesuita holandés ha sido secuestrado y asesinado por hombres armados
no identificados este lunes en la asediada ciudad siria de Homs, según han
informado los medios holandeses. El religioso, que recientemente denunció la
pasividad del mundo ante el sufrimiento de la población civil, vivía en Siria
desde 1966. Hombres armados se lo han llevado de su vivienda esta mañana y le
han realizado dos disparos en la cabeza, ha informado el diario holandés
'Volkskrant', citando a superior de la orden de los jesuitas en los Países
Bajos.
«El padre Van der Lugt fue
asesinado esta mañana el Homs», ha confirmado el P. Federico Lombardi, sj,
portavoz del Vaticano. «Según el testimonio de sus cofrades, fue llevado por
hombres armados que lo golpearon y mataron de dos balazos en la cabeza»,
explicó
Al estallar la guerra
civil en Siria, el P. Van der Lugt, de
75 años, optó por permanecer en el casco antiguo de Homs asediado y bombardeado
por las fuerzas del presidente sirio Bashar al Asad.
«Así murió un hombre de
paz que, con una gran valentía, en una situación extremadamente riesgosa y
difícil, quiso seguir siendo fiel al pueblo sirio al que había dado desde hacía
mucho tiempo su vida y su asistencia espiritual. Donde el pueblo muere, mueren
también con él los fieles pastores», aseguró el P. Lombardi.
Van der Lugt vivía en
Siria desde 1966. «El pueblo sirio me ha dado mucho, mucha amabilidad, mucha
inspiración y todo lo que poseo. Ahora que sufre debo compartir su pena y sus
dificultades», había explicado a la AFP en febrero pasado a través de internet.
«Soy el único sacerdote y
el único extranjero que queda. Pero no me siento como un extranjero, sino como
un árabe entre los árabes», había afirmado sonriente.
«Tenemos muy poca comida.
La gente en la calle tiene el rostro cansado y amarillo [...] Hay hambruna pero
la gente también tiene sed de una vida normal. El ser humano no es sólo
estómago, también tiene corazón, y la gente necesita ver a sus familiares»,
explicaba Van der Lugt en el diálogo con la AFP.
El P. Van der Lugt
advirtió del sufrimiento de la población de Homs, en el centro de Siria, en un
vídeo este año, asegurando que sus habitantes vivían en la miseria y morían de
hambre. «Es imposible que suframos y el mundo no haga nada», había afirmado,
hablando en árabe.
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