En la vida de la fe conjugamos todos los verbos
indistintamente; sin embargo, todos no tienen la misma importancia. Un ejemplo
claro nos lo da el evangelio de hoy.
1. Marta se
multiplicaba. El verbo que emplea san Lucas para describir la actitud de
Marta es poco frecuente. En la traducción unos insisten en que ‘se preocupaba’;
otros en que ‘andaba agobiada’; otros dicen que ‘estaba absorbida’; otros que
‘afanada’. Todos indican inquietud, prisa, nerviosismo… Marta no está a gusto,
sino que por el contrario se siente incómoda, convencida de que todo depende de
ella, de su trabajo, de su buen hacer.
2. María escuchaba su
palabra. El verbo que emplea san Lucas para describir la actitud de María
es ‘escuchar’. Es uno de los verbos más importantes en la fe bíblica, tanto
judía como cristiana. La oración de los judíos, que a la vez es una confesión
de fe, comienza precisamente con estas palabras: ‘Escucha, Israel’. Jesús habla
en su evangelio de que el hombre ‘que escucha su palabra y la cumple’ es una
persona sabia. Escuchar supone también un aprendizaje.
3. Voluntarismo vs
gracia. En el fondo hay una cuestión que lleva inscrita el ser humano en su
alma desde el día en que nace. ¿Cómo relacionarnos con Dios? ¿Desde el
voluntarismo que hace que dependa todo de nosotros, o de la escucha abierta y
confiada, dejando que sea la palabra de Dios la que nos transforme? Difícil e
importante postura, que dura toda la vida.
3+1. El aprendizaje
de cada día. En nuestra vida religiosa unos somos más voluntaristas, otros
por el contrario queremos vivir con un espíritu abierto al don inesperado y
sorprendente de Dios. Marta y María
podrían ser dos formas de vivir la fe. Jesús se inclina por aquella que
‘escucha la palabra’ y se deja transformar por ella.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
Domingo 21 de Julio de 2013