El próximo
domingo tenemos en España elecciones generales. Dicen que son muy importantes,
porque entre otras cosas nos jugamos qué España queremos.
Hace
ya cuarenta años, la malograda cantante Cecilia entonaba con esa voz
melancólica y atractiva a la vez: «Mi querida
España, esa España tuya, esa España nuestra…». España no pertenece a nadie
en particular, pues desde otra óptica la «siemprejoven y atractiva» Ana Belén
le contestaba con una canción inspirada en Blas de Otero:
«España, camisa blanca de mi esperanza,
a veces madre, siempre madrastra...
España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes, nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada...
«España, camisa blanca de mi esperanza,
a veces madre, siempre madrastra...
España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes, nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada...
«Españolito que vienes al mundo te guarde
Dios,
una de las dos Españas ha de helarte el
corazón».
El joven y
tristemente desaparecido poeta orihuelano Miguel Hernández, cantaba en su poema
«Vientos del pueblo»:
«No soy de un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España».
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España».
Don
Marcelino Menéndez Pelayo, santanderino y católico, que conocía bien la
historia (escribió una monumental obra sobre los herejes españoles a lo largo de
los siglos: Historia de los heterodoxos
españoles) decía: «Los españoles siempre detrás de los curas; o con cirios
o con garrotes».
Ya en el mundo
de los políticos, el joven José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange
Española escribía en los Principios Generales del Movimiento: «España es una
unidad de destino en lo universal». En la misma centuria, separada por más de
cinco décadas, otro político decía «A España no la va a conocer ni la madre que
la parió» (dixit Alfonso Guerra).
¿Qué es España
y a quién le importa España para que digan que en estas elecciones generales
nos jugamos su futuro? España es una «historia de quinientos años»; de las más
antiguas, si no es la que más, del occidente europeo. España en sus fronteras
actuales (si bien hubo luego algunos intentos de que Portugal se uniera al
resto de la Península), se remonta a los finales del siglo XV con los reyes
Católicos (en su Escudo se contemplan la Corona de Castilla, -que incluye el
Reino de León-, la Corona de Aragón, el Reino de Navarra y el Reino de
Granada). La «gran Alemania» es del siglo XIX (que volvió a ser partida y reunificada
después de la Segunda Guerra Mundial); la bella
y dolce Italia, fragmentada en mil
reinos, ducados, condados, pontificados, estados etc.), es de finales del siglo
XIX; la gran Rusia es una amalgama de pueblos, razas y terrenos y límites geográficos
imposibles siempre en recomposición; la Gran Bretaña sigue cosiendo unos
pueblos que conviven en las islas pero que mantienen sus diferencias
históricas; Grecia ha visto todo su territorio sometido a los turcos hasta el
siglo XX; los Balcanes han dado lugar al nombre de «balcanización» para indicar
algo despedazado y difícilmente unificable etc. Pero no todos admiten que
España haya sido desde el siglo XV una «unidad», una «nación» o un «estado». En
la «reescritura» interesada, escandalosa y falsa de la historia que se está
haciendo en muchos sitios (la «Historia» sacrificada a los dioses de los «nacionalismos»),
agrupaciones sociales, políticas y
culturales sostienen que ellos nunca han sido España y que nunca han sido
españoles: han estado «sometidos» a España. Ya sabéis a quiénes y a qué me
refiero. Pronunciar la palabra España ante ellos les produce repelús, por decir
algo suave.
España es una «historia
de guerras civilistas». Algunos ven esta exclusión endémica de unos por parte
de otros en la expulsión de los judíos sefarditas y en la coversión forzada de
los m moriscos españoles. Para algunos estudiosos la Guerra de la Independencia
contra los franceses de Napoleón fue –dicen ellos, yo no- fue una guerra civil
entre los progresistas (españoles afrancesados) y los conservadores
(resistentes al francés). Luego vienen las Guerras Carlistas, que se extienden
principalmente por el Norte, incluyendo el País Vasco (Bilbao, Vergara),
Maestrazgo aragonés, y Cataluña, tierra de carlismo histórico. Sin duda la contienda
más real y cruenta, esta vez entre «rojos y azules», entre «católicos y
anticlericales», entre «pobres y ricos», entre «liberales y conservadores»,
entre «hermanos de una misma madre», fue la Guerra civil (incivil) española que sigue enconando sentimientos y
que muchos no quieren enterrar.
España es un «país
sin himno ni bandera». No tiene himno porque el que en su día compuso el
denostado poeta D. José María Pemán, «Triunfa España, alzad los brazos hijos
del pueblo español…», se ignora en los mejores casos o se desprecia en los
demás. No tiene bandera, pues muchos no se reconocen en ella. Es curioso cómo
en algunas manifestaciones, para no sacar la enseña nacional, algunos sacan la
tricolor, que es la bandera de la «República española», evitando así
procesionar con la rojigualda, que la
asocian torpe y maliciosamente al franquismo. Solo se ha visto una
proliferación sin igual de la bandera con motivo de los triunfos de la
selección española de fútbol, donde todos, del PP y del PSOE, de derechas de
centro y «mediopensionistas» se unían para celebrar el triunfo; en ningún otro
momento la bandera ha sido motivo de unión entre los españoles.
El mundo de
los políticos y la política da mucho juego. ¿Se han dado cuenta de que muchos
políticos no pronuncian nunca la palabra «España», por si acaso les sale un
sarpullido en la boca? Suelen decir «país», que es más «inclusivo», más neutro,
y no dice nada que a alguien pueda ofender. Por ejemplo repiten «en este país…»,
«los ciudadanos de este país» etc.
Es curiosos
cómo unas siglas de partidos llevan el nombre de España/español y otras las han
perdido, como si se les hubiera caído. Hagamos un repaso: el PSOE curiosamente
es el único que de forma oficial nunca ha perdido el nombre (Partido Socialista
Obrero Español, todo bien claro), menos en las autonomías donde es PSCatalán,
PSEuzkadi y PSGalego. La derecha española, tras el franquismo, pasó de UCD
(Unión de Centro Democrático); a CDS (Centro Democrático y Social) a AP
(Alianza Popular) a PP (Partido Popular). ¿Dónde está la «E» de España? Como siempre,
«maricomplejines». El caso de quienes han perdido la «E», entre otras muchas
cosas, es el de los comunistas, que pasaron del PCE (Partido Comunista de
España) a IU (Izquierda Unidad) y ahora, en las últimas elecciones se denominan
UP (Unidad Popular). Pregunta: ¿Se dan cuenta de que tanto la derecha como la
izquierda se apropian –como si fueran sus legítimos representantes- de «lo popular, lo del pueblo» (PP y UP)? Ya
saben eso de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Bueno, los nuevos
partidos evitan descaradamente esta palabra. No la llevan en sus siglas ni
Ciudadanos, ni Podemos, ni UPyD, ni VOX. La palabra «España» es una rémora a
evitar en las siglas. ¡Luego todos dicen que hay que promocionar y prestigiar
la «marca España»!
En resumen:
unos dicen que no saben qué es España y otros que no quieren ser España o que
nunca han sido españoles. Otros dicen que sí a España y a ser españoles, pero
no lo ponen en sus siglas del partido para no levantar suspicacias. Otros la
tuvieron en sus sigla, pero se caen de ellas para ser «inclusivos» con todo
tipo de colectivos sociales y políticos y que nadie se sienta incómodo. Unos
dicen que el himno español no tiene letra y lo tararean ¡qué cosa más ridícula!
¡Ay! «Mi
querida España, esa España mía, esa España nuestra»… como cantaba Cecilia. Después
del 20-D (día de las elecciones), uno de los temas más arduos y difíciles será
precisamente el de saber si hay «una o dos Españas que hielan el corazón» (A.
Machado), si es una «madre y madrastra» (Ana Belén) y si en verdad, nos «duele
España» (M. de Unamuno)
Pedro Fraile
16 de Diciembre de 2015
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