(Guardado en la página: 'Año litúrgico'. Cuaresma 2014)
Es sabido que el Antiguo Testamento nos resulta
especialmente difícil a los cristianos.
No sabemos bien qué hacer con él. Sin embargo, hay una lectura no sólo válida y legítima, sino necesaria: ver cómo se despliega la historia de la salvación.
Dios salva en la historia de la
humanidad y de las personas. Dios despliega su salvación bajo mil pequeñas
historias particulares. Incluso algunas muy difíciles de entender o de aceptar.
Pero es Dios.
Os propongo leer seguidas las
cinco «primeras lecturas» de esta Cuaresma (leemos el ciclo A), y descubrir que
la Palabra de Dios tiene una «lógica interna» que está presente (el Espíritu
Santo es el Inspirador), pero que a la vez hay que descubrir. La Palabra de Dios no es monocolor, sino que tiene muchos colores; por que Dios escribe en todos los momentos de la vida.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Lectura del Libro del GÉNESIS 2, 7‑9; 3, 1‑7
El
Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento
de vida y el hombre se convirtió en ser vivo.
El
Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre
que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda
clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además el árbol de la vida,
en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era el más astuto de los
animales del campo que el Señor Dios había hecho.
Y
dijo a la mujer: - ¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol
del jardín?
La
mujer respondió a la serpiente: Podemos comer los frutos de los árboles del
jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho
Dios: «No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte.»
La
serpiente replicó a la mujer: No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de
él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el
mal.
La
mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba
inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces
se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos;
entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
«SOMOS LIBRES POR
VOLUNTAD DE DIOS»
Comienza la «historia de la
salvación» con un texto de los orígenes. El relato del Génesis no es un «cuento
infantil»; tampoco es una explicación científica de los primeros pasos de la
humanidad.
Leemos una reflexión sobre el alma humana. Es una página de «antropología»
(¿qué y quién es el ser humano?), pero de «antropología bíblica» (¿qué, quién y
cómo es el ser humano con Dios, para Dios y ante Dios?).
Se sirve de una imagen curiosa;
un «árbol del conocimiento del bien y del mal». El «conocimiento» bíblico tiene
matriz semítica, no griega. No consiste, por tanto, en un «conocimiento» que
busca descubrir la «verdad» entendida como adecuación del objeto a mi mente; no
busca las «esencias». El «conocimiento» bíblico tiene que ver con la experiencia, con
la intimidad, con el gusto, con el saborear, con el placer de encontrarse con
el otro, con la exploración del otro que me lleva a amarle.
Dios conoce el bien y el mal
porque es creador del ser humano. Dios sabe qué da la felicidad al ser humano, qué
le lleva a su perdición; pero Dios es también el que da la libertad. Una
persona que no fuera libre ¿podría ser feliz?
No somos muñecos en manos de
Dios, sino que la libertad forma parte de nuestra condición de seres creados
por Dios. Los humanos descubren su desnudez cuando se apartan de Dios.
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
Lectura del Libro del GÉNESIS 12, 1‑4a
En aquellos días, el Señor dijo a
Abrahán:
“Sal
de tu tierra
y de la casa de tu padre
hacia la tierra que te mostraré.
Haré
de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso tu nombre
y será una bendición.
Bendeciré
a los que te bendigan,
maldeciré a los que te maldigan.
Con
tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo.”
Abrahán marchó, como le había dicho el
Señor.
«LA CONFIANZA DE ABRAHÁN NO TIENE FECHA DE CADUCIDAD»
El capítulo 12 comienza la
segunda gran parte del libro del Génesis que se extiende hasta el 50; es la
historia de los «patriarcas», familias de pastores que viven sin tierra fija,
apoyándose en una descendencia que les asegure protección y supervivencia.
Israel, que escribe una vez
asentado en Canaán, relee su historia como una vuelta a la tierra de donde
salieron sus antepasados. Leen la época patriarcal como etapa de las promesas
de Dios: tierra y descendencia; ambos son dones prometidos y bendecidos por
Dios.
En la persona de Abrán
(posteriormente Abrahám) Dios bendice un
proyecto de salvación que se abre a toda la humanidad, a pesar de que todo
parece imposible: Abrahám es anciano, para abandonar su tierra; no tiene hijos
que le aseguren un futuro; Sara su mujer es estéril.
La historia de la salvación,
que en sus inicios vio cómo el ser humano desobedecía a Dios, ahora sigue con
la obediencia frágil de un anciano: ‘salió Abrahán, como le había dicho el
Señor’. La historia apunta al futuro,
muy lejos, de forma casi imposible de creer; sin embargo, en Abrahán se cumple
la confianza plena.
Abrahám ha pasado a ser en las
tres religiones monoteístas modelo de
creyente que se pone en camino fiándose de Dios.
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
Lectura del libro del ÉXODO 17, 3‑7
En
aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
¿Nos
has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros
hijos y a nuestros ganados?
Clamó
Moisés al Señor y dijo: ¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que
me apedreen.
Respondió
el Señor a Moisés: Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los
ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río
y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña
y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.
Moisés
lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.
Y puso por nombre a aquel lugar Massá y
Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor
diciendo: ¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?
«LA FE PASA SIEMPRE POR EL CRISOL DE LAS PRUEBAS»
El
tercer texto de esta cuaresma nos presenta la rebelión del pueblo. Dios crea al
hombre libre (primer domingo); en Abrahám encontramos al hombre obediente que
cree en el plan de Dios (segundo domingo); el pueblo de Israel no sólo
desconfía, sino que ofende y provoca al mismo Dios (tercer domingo)
El pueblo en el desierto sólo
encuentran «aguas amargas» (mará, Ex
15, 22-25); cae en la «tentación» (masá)
de dudar de la presencia de Dios y
«pleitea» (meribá) con él. Duda sobre
la presencia de Dios y sobre la autoridad de Moisés. «Masá – tentación» y
«Meribá – pleito» equivalen a desesperar y pedir a Dios un signo de su poder.
Llegan a la blasfemia: ¿Dios les ha
sacado de Egipto para matarlos?
La promesa de la presencia de
Dios, «allí estaré yo ante ti» y la
pregunta final «¿está el Señor en medio de nosotros ?» son la clave de toda la
sección. El camino del Éxodo es el camino de cualquier persona y de cualquier
grupo humano en su relación religiosa. Cuando nos liberan, cuando nos
favorecen, cuando nos va todo bien, cuando tenemos a Dios de nuestra parte,
hasta el desierto es llevadero. Cuando aparece la prueba, lo primero que se
resiente es nuestra fe en Dios. ¿La fe en Dios es ‘acomodaticia’? ¿Creemos en
un Dios de la historia o en un Dios de juguete que debe estar a nuestro
servicio? La duda (¿está Dios? forma parte de la conciencia y de la libertad
humana.
El Dios que se revela en la
historia nos ayuda a descubrir su presencia en la vida ordinaria, en los
momentos en que experimentamos el gozo de la liberación, y en las pruebas que
van surgiendo en el camino.
DOMINGO 4 DE CUARESMA
Lectura del primer Libro de SAMUEL 16,
1b. 6‑7. 10‑13a
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel:
Llena
tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto
entre sus hijos un rey para mí.
Cuando se presentó vio a Eliab y se dijo:
«Sin duda está ante el Señor su ungido.»
Pero
el Señor dijo a Samuel: No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le
he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el
hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
Hizo
pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: A ninguno de éstos
ha elegido el Señor.
Preguntó,
pues, Samuel a Jesé:
-
¿No quedan ya más muchachos?
El respondió:
-
Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Dijo entonces Samuel a Jesé:
Manda que lo traigan, porque no comeremos
hasta que haya venido.
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio,
de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo
el Señor: Levántate y úngelo, porque éste es.
Tomó Samuel el cuerno de aceite y le
ungió en medio de sus hermanos.
«A DIOS SE LE ENCUENTRA EN LOS CAMINOS SENCILLOS Y NUEVOS»
Dios se sirve para llevar adelante
su salvación de un ser humano que le desobedece (Adán), y que le obedece
(Abrahán); de un pueblo que duda de él y se querella contra él (Masá y Meribá),
y se sirve también de un niño pequeño.
La historia de David comienza
con un gesto sorprendente. El ungido de Dios no es el rey Saúl (a quien ha
rechazado), ni ninguno de los hermanos mayores, fuertes para el combate y
dignos de una corona. Por medio de Samuel, profeta (Dios siempre se sirve de
mediaciones), David es ungido como futuro rey de Israel. Es una unción
anticipada, en germen, pues aún quedan muchos episodios por jugar. Pero Dios ya
ha dicho su palabra.
Tres palabras a resaltar en
esta lectura: «mediador carismático», «niño pequeño», «unción real». Dios
siempre se ha servido de mediaciones sorprendentes; el pueblo no reconoce tanto
a la persona cuanto al Espíritu que se posa en una persona. La esbeltez y
fortaleza pasan a un segundo plano; es más, Dios hace su obra de salvación con
lo pequeño, despreciable, débil. El ungido tiene la misión de ser fiel al plan
de Dios y de servir al pueblo de Israel.
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA
Lectura del Profeta EZEQUIEL 37, 12‑14.
Esto dice el Señor:
Yo
mismo abriré vuestros sepulcros,
y
os haré salir de vuestros sepulcros,
-
pueblo mío-,
y
os traeré a la tierra de Israel.
Y
cuando abra vuestros sepulcros
y
os saque de vuestros sepulcros,
-
pueblo mío-,
sabréis
que soy el Señor:
os
infundiré mi espíritu y viviréis;
os
colocaré en vuestra tierra,
y
sabréis que yo, el Señor,
lo
digo y lo hago.
-
Oráculo del Señor-.
«DIOS SIGUE RECREANDO EL MUNDO»
La historia de la salvación,
que recuerda la liberación de Egipto y el camino a la tierra prometida (Éxodo),
pasa necesariamente por el destierro en Babilonia y un nuevo regreso (Segundo Éxodo).
El texto litúrgico es la
conclusión de la conocida visión de los huesos secos (Eze 37,1-14). El contexto histórico nos sitúa en Babilonia,
mitad del siglo VI a.C., donde la palabra de Dios se dirige a la comunidad judía
allí desterrada sin esperanzas de volver un día a Judá. En el destierro de
Babilonia el pueblo carece de toda esperanza.
Están convencidos de que Dios
les ha abandonado a su suerte y no cabe la posibilidad de volver a la ciudad
santa de Jerusalén. El pueblo se queja: nuestros huesos están calcinados,
estamos muertos en vida, sin esperanza. El profeta Ezequiel plantea una
revitalización de las fuerzas exhaustas, una recapitalización de los créditos
inexistentes, una refundación de los cimientos. Si el pueblo vive en sepulcros
(muerte, hedor, llanto, luto) él anuncia la vida (espíritu, tierra, esperanza,
futuro...) que provienen del mismo Dios: «abriré sepulcros», «os traeré a
Israel».
Dios mismo es el que actúa
(fijémonos en que habla en primera persona). La actuación de Dios, al igual que
en el pasado, les llevará al verdadero conocimiento: «sabréis que yo soy el
Señor» (v. 13).
El Espíritu de Dios sopla de
nuevo, como en la creación, recrea, hace que de lo seco, de la muerte, surja la
vida. De nuevo aparece la paradoja: el
destierro como lugar de gracia. El pueblo de Israel vio en el exilio no sólo el
castigo justo al que había sido conducido por su pecado (abandono del Dios de
la Alianza) sino un lugar de gracia desde el que recomenzar de nuevo la
historia con Dios.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
Cuaresma 2014
http://pedrofraile.blogspot.com.es/
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