Es
verdad que lo primero son las personas y que, como en todas las guerras, las
mayores pérdidas son siempre las humanas; y que la violencia no se justifica
(venga de donde venga); y que no hay razón para quitarle la vida a una persona porque
piense de forma diferente a la tuya, y que…, y que… Podíamos añadir muchas más
razones; pero el motivo de este articulito es otro, más conforme al blog: la violencia
religiosa contra los coptos de Egipto. Supongo que el lector sabrá que en la
última semana se han quemado más de sesenta (¡¡60!!) lugares cristianos coptos
entre iglesias y centros de esta comunidad a manos de exaltados radicales
islamistas.
Desde
un punto de vista histórico, resulta extraño ver cómo los musulmanes
extremistas quieren expulsar el cristianismo de Egipto con el argumento de que ‘no
son de allí’, o que ‘son occidentales’. La historia, una vez más, es la pobre
señora que todo el mundo manipula a su antojo. La Iglesia de Alejandría, la
madre de los cristianos coptos, se remonta al siglo II después de Cristo, y hunde
sus orígenes en Juan Marcos, compañero de san Pablo. Los musulmanes nacen en el
siglo VII (más en concreto en el año 622 d.C., en La Meca –hoy Arabia Saudita-),
si bien pronto llegaron a la tierra del Nilo. La presencia cristiana en
Alejandría y tierras limítrofes no sólo ha sido ininterrumpida, sino que además
ha sido fuente de gran riqueza cultural, como la Escuela catequética de
Alejandría, que competía con la de Antioquía; ha sido cantera de prohombres intelectuales
como Orígenes, de santos como San Cirilo de Alejandría, de textos variantes del
cristianismo naciente (Nag Hammadi, Oxyrrinco), de espiritualidad occidental,
siendo uno de los orígenes del monacato, con San Antonio Abad… La palabra ‘copto’
proviene de una deformación de ‘aegyptos’. La Iglesia copta es la egipcia…
¿cómo decir que son ‘extranjeros’?
Desde
un punto de vista teológico es insostenible e injustificable esta violencia.
¿Acaso Dios lucha contra Dios? Cualquier persona que sea creyente de verdad (no
esos fanáticos que usan a Dios para justificar sus ideologías previas y meten
su nombre para buscar adeptos), saben
que es una alegría creer en Dios. El verdadero cristiano le pregunta al verdadero
musulmán: «tú, ¿cómo rezas? ¿cómo te diriges a Dios? ¿cómo ves a Dios presente
en tu vida? ¿cómo ves el mundo y al hombre desde tu fe en Dios? Y al revés lo
mismo.
No
podemos caer en la trampa de la «simplificación» o de la «reducción» de las
tres religiones monoteístas a una sola (ya se ha intentado otras veces, y es un
error y un fracaso). Judaísmo, cristianismo e Islam tenemos muchos puntos en
común (fe monoteísta en un Dios creador, señor de la historia y juez; un Dios
personal al que te puedes dirigir, que no se confunde con la creación; un Dios
misericordioso; un Dios que se manifiesta en la historia (profetas…) y se
revela en las escrituras etc. pero no son iguales: la manifestación plena y
definitiva de Dios en la persona de Jesús no puede ser admitida por el judaísmo
y por el Islam… Somos hermanos y somos distintos… ¿es motivo para que nos
odiemos y queramos nuestra mutua destrucción? ¿Acaso Dios lucha contra Dios?
La
foto que traigo con el artículo me conmovió. Dos niños coptos rezando en una
Iglesia destruida por la ira de los fundamentalistas. Nunca ha sido tiempo de
enfrentar a los creyentes en Dios; ahora menos que nunca. Estamos en un tiempo
donde los mayores adversarios de la fe no vienen de los que creen de verdad, ni
siquiera tampoco de los ateos convencidos. Los mayores adversarios de la fe son
los que la disuelven en un ‘pastiche’ amorfo, psicologicista, neutro, inodoro,
insípido e incoloro. Estamos cansados de ver todos los días propuestas de ‘religión
sin formas definidas’ (una fe amorfa, redondeada, sin aristas); de ‘formas
espirituales no creyentes’ (sólo proponen estados de conciencia, métodos que
nacen en el hombre y vuelven al hombre sin pasar por Dios)… Ya no es un «Dios a
la medida», sino «ser espiritual sin Dios».
¿Acaso
es malo creer en Dios? Vayamos más allá… ¿Acaso creer en el Dios que proponen
los monoteísmos nos lleva indefectiblemente a la violencia, como dicen algunos?
¿No sería mejor desarrollar «formas de espiritualidad no confesionales» como
nos proponen, aunque no lo digan, desde múltiples foros? ¿Acaso estamos pasados
de moda los que creemos en un Dios personal, creador, señor de la historia?
¿Acaso formamos parte del escuadrón de los necios los que confesamos a Jesús
como Hijo de Dios?
Volvamos
al inicio de este artículo. Me ha puesto muy triste la noticia de la
destrucción sistemática de lugares cristianos en Egipto (al igual que en la
guerra de Siria), por radicales islamistas. Lo peor de todo son las personas
que mueren por la violencia… Pero no podemos cerrar los ojos, ni apagar la voz,
alzándola para decir bien fuerte y de forma clara que Dios no está nunca contra
Dios. Que un creyente en Dios no puede estar nunca contra otro creyente en
Dios.
Una
última reflexión. Cuando vamos a Tierra Santa, o a Siria o a Egipto… los
cristianos nativos de aquellas tierras siempre nos dicen lo mismo: «los
cristianos de Occidente nos tenéis olvidados a los cristianos de aquí, la
tierra donde nació la fe cristiana y donde tomó forma la Iglesia»… ¿Será
verdad? ¿Podemos hacer algo para que esta acusación no siga siendo cierta?
Pedro Ignacio Fraile Yécora
23 de Agosto de 2013- Víspera de
San Bartolomé de Caná de Galilea
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