14 mayo, 2015

NO ES LO MISMO CREER EN DIOS QUE TEMER A ZEUS.Preparando el viaje de verano a Grecia-Ruta de San Pablo (III)


            Como comprenderéis es un «título provocador» que encierra una parte de verdad. Un amigo mío, sacerdote, ante la insistencia con que la hija de unos amigos comunes le repetía que ella no creía en nada, que era «atea», el buen cura le replicaba: «yo también soy ateo, porque no creo en Zeus». En este sentido podemos decir que Pablo es «ateo, porque no cree en Zeus», de la misma forma que los cristianos somos «ateos porque no creemos en Zeus». Hoy en día, matizando más, en un mundo donde las idolatrías y supersticiones campan a sus anchas, los cristianos somos «ateos» porque ni adoramos a los ídolos, ni tenemos miedo a los maleficios como los supersticiosos.
            Alguno puede pensar que estoy llevando el argumento al límite. Me explicaré. Es verdad que la palabra «ateo», al igual que «teísta» viene del griego «Theos/Dios». Así, el «teísta» admite que existe «Dios», mientras que el «a-teo» (la «a» cuando antecede a un nombre lo modifica negándolo, es «privativa»), es aquel que «no cree en Dios».

PABLO, MISIONERO DE CRISTO

            Pablo es judío de origen; lo tiene a gala. Es más, presume incluso de haber sido de los más radicales (hoy diríamos «fanáticos»), pues pertenecía a la facción estricta y militante de los fariseos. Su «caída del caballo», o sea, su trompazo espiritual y humano, total, no le hizo perder la fe en Dios, sino descubrir que Jesús era el Mesías esperado por su pueblo. El cambio fue determinante y decisivo: Dios, el Señor, se ha manifestado en plenitud en la persona de Jesús; Jesús es el Hijo de Dios. Pablo aprende a rezar el Padrenuestro, y a llamar a Dios, «Padre».

‘No hemos recibido un espíritu que nos hace esclavos bajo el temor, sino hemos recibido un Espíritu que nos hace hijos adoptivos y nos permite exclamar: «Abba», es decir, «Padre». (Rom 8,15)

‘La prueba de que sois hijos es que Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama en vosotros, «Abba», es decir, «Padre». De forma que ya no somos siervos, sino hijos; y como hijos, herederos por la gracia de Dios.’ (Gal 4,6)

            Pablo no era «ateo» pues creía en Dios y dedicó toda su vida al servicio de Dios. Pero Pablo no creía en Zeus, el primero entre los dioses del Olimpo. Los dioses del Olimpo eran muchas veces personificación de las virtudes y defectos humanos. Son poderosos y a la vez son injustos. Se enamoran de una mujer y la violan. Están casados entre ellos y son adúlteros de forma repetitiva. Unos patrocinan la belleza, otros la guerra, otros el amor carnal, otros el ansia de poder del ser humano… Los dioses del Olimpo se pueden ver marcando distancias; se les puede dar culto y adorar para buscar su favor y evitar sus enfados; pero a los dioses del Olimpo no se les puede amar ni entregar la vida entera por ellos.
            Pablo cree en Jesús crucificado, que le ama y entrega la vida por él, aunque haya sido un pecador. Las diferencias son notables, casi diría yo que insalvables.

‘Nunca entre vosotros presumí de saber de nada, más que de Cristo, y este crucificado’ (1 Cor 2,2)
  

‘’Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ahora en esta vida mortal, vivo creyendo en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí’ (Gál 2,20)

‘Mientras los judíos piden signos y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a Cristo crucificado; escándalo para los judíos, tontería para los paganos. Pero para quienes han sido llamados, sean judíos o paganos, Cristo es signo de Dios y sabiduría de Dios’ (1 Cor 1,22)

EL OLIMPO DE LOS DIOSES GRIEGOS

El principal dios, que reina y gobierna sobre todos es ZEUS (Júpiter para los romanos). Las montañas son su trono; de ahí que le hayan dedicado todos los lugares altos de Grecia, como el PARNASO y el OLIMPO.
Se le representa con cabeza enérgica poblada de barba; cetro rematado en un águila y con la otra mano blande el rayo, su arma. Es un dios colérico, poderoso, de aspecto terrible. No es creador del mundo, que ya existía. Tampoco es omnisciente ni omnipotente, pues sus subalternos le engañan a menudo. Es lujurioso, adúltero, incestuoso y caprichoso, tal como lo demuestran sus hazañas y fechorías.
ZEUS SACA DE SU CABEZA A SU HIJA ARTEMISA


Sus ORIGENES nos llevan a los «tiempos sin nombre». 
Cronos, el mayor de los Titanes encargado de castrar a Urano, una vez acabada la tarea, se une a su hermana REA. Sus progenitores le habían advertido que uno de sus hijos le depondría del poder.
 Cronos lo solucionó comiéndose a todos, menos a uno, que Rea logró rescatar llevándoselo a la isla de Creta. 
Este afortunado es Zeus, que una vez dueño de todo, obligó a su padre a regurgitar a sus hemanos (que aún no habían sido digeridos) y mandó a todos los Titanes al Tártaro.

Cronos devora a sus hijos (Goya)

Zeus distaba mucho de ser prudente y sensato. Se comió a su primera esposa, la titánide Metis, que estando en cinta, dio a luz en el estómago de Zeus a Atenea.

Zeus sufrió enormes dolores de cabeza; se abrió una brecha en el cráneo y salió Atenea.
Zeus, de su hermana Hera tuvo a Ares, Hebe y Eileteia. 
LAS TRES GRACIAS (P.P. Rubens Museo del Prado)

-        Se unió a Temis, que le dio DOCE hijas, a las que llamó HORAS
-        Después con Eurínome, que le dio las TRES GRACIAS.
  
-        Con Mnemosina tuvo las
NUEVE MUSAS.

Es padre de otros importantes dioses:

-        Más tarde con Leto, de quien tuvo a APOLO Y ARTEMISA.

-        Con la mortal Semele tuvo a DIONISOS.
-        Con Maya tuvo a HERMES, el heraldo de los dioses


- Por último, con la mortal Alcmena tuvo a HÉRCULES, héroe famoso por su descomunal fuerza.

CURIOSIDADES:  ZEUS Y EL RAPTO DE EUROPA.

Zeus se enamoró de una hermosa muchacha llamada Europa. Zeus se transformó en un toro blanco y se mezcló con las reses que tenía el padre de la muchacha. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados y, al notar que era manso, se montó en él. Zeus aprovechó esa oportunidad: corrió al mar y nadó hasta la isla de Creta llevando a Europa en el lomo. Ya en Creta, Zeus reveló su auténtica identidad, y Europa se convirtió en la primera reina de la isla.
MONEDA DE DOS EUROS DE GRECIA CON EL RAPTO DE EUROPA POR ZEUS