12 mayo, 2015

PABLO, APOSTOL URBANO. Preparando el viaje de este verano a Grecia (I)


Quiero comenzar una serie de artículos sobre Grecia. Como sabéis, este año hemos organizado un viaje a los orígenes de nuestra cultura occidental. Nuestro Occidente cristiano tiene dos fuentes en las que beber: la filosofía griega y la cosmovisión bíblica. Luego la cosa hay que matizarla mucho más: (la organización política, la jurídica, la específicamente cristiana, el arte, etc,).
Me gustaría que fueran «pinceladas». Repasando mis apuntes me he encontrado con una curiosidad. Puede servir a modo de «abrir boca». Después de este espero que pueda compartir con vosotros otros muchos que nos ayuden a adentrarnos en el mundo griego y bíblico, o bíblico y griego.
¡Buen Viaje!


1. LOS JUEGOS DEPORTIVOS Y PABLO

San Pablo en sus cartas se sirve de imágenes deportivas. Sabemos que San Pablo era «de ciudad», y que por tanto conocía los teatros, las carreras, los espectáculos, los combates…. San Pablo quería hablar «a tiempo y a destiempo» de Cristo. No tiene ningún problema en comparar la vida cristiana con la preparación, esfuerzo y rigor con que se empleaban los «atletas» para ganar una «corona» que se marchitaba.

Los textos «deportivos» de Pablo

            Pablo habla de «carreras», del «Estadio», de los «atletas», del premio de las «coronas», de las «normas», de la «lucha». Todo ello se practicaba habitualmente en Grecia.

¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred de tal manera que lo alcancéis.
Los atletas se abstienen de todo con el fin de obtener una corona corruptible, mientras que nosotros aspiramos a una incorruptible.
Yo, pues, corro, no como  a la aventura; lucho, no como quien azota el aire, sino que disciplino mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, después de enseñar a los demás, quede yo descalificado’

(1 Corintios 9, 24-27)

En un texto más breve, en el que el apóstol reflexiona sobre el esfuerzo , las renuncias y las exigencias que comporta una vida cristiana, escribe:

‘El atleta no recibirá la corona si no corre conforme a la reglas establecidas’
(2 Timoteo 2,5)

En la misma carta, Pablo repasa su vida y se sirve de las imágenes deportivas para expresar sus sentimientos. Él ha «peleado» y ha «corrido», reflejando la idea de que la vida hay que pelearla día a día y hay que vivirla con intensidad.

‘’… El momento de mi partida es inminente. He combatido mi combate, he acabado mi carrera, he guardado la fe. Solo me queda recibir la corona de la salvación.’ 
(2 Timoteo 4, 6-8)

  
Las competiciones en la Antigua Grecia

            En las ciudades grecorromanas había un estadio para practicar distintos deportes atléticos. Pero además se convocaban juegos en distintas ciudades del área de influencia griega  de forma periódica.
            Los «JUEGOS PÍTICOS» se celebraban en Delfos, la ciudad del Oráculo, cada cuatro años en honor del dios Apolo recordando su victoria sobre la serpiente Pitón.

ESTADIO DE DELFOS DONDE SE CELEBRABAN LOS 'JUEGOS PITICOS'
   

    - Los «JUEGOS NEMEOS» se celebraban en la ciudad de Nemea cada dos años en honor de Hércules.
     - Las «PANATENEAS» eran la gran fiesta religiosa dedicada en la ciudad de Atenas a su diosa Atenea en el mes de Julio. Cada cuatro años revestían especial esplendor; duraban seis días y llevaban el nombre de «Grandes Panateneas». Se terminaban con una vistosa procesión que subía a la Acrópolis.
          -  Los «JUEGOS OLÍMPICOS», sin duda los más famosos, tienen lugar en Olimpia, donde se levantaba el templo de Júpiter Olímpico. En la primavera del año olímpico tres heraldos con guirnaldas de olivo partían hasta los confines del mundo helénico e invitaban al festival. Los atletas victoriosos marchaban a sus casas con el más alto honor que podía aspirar un griego: la corona olímpica de olivo silvestre, cortada por un niño con una hoz de oro en un árbol del bosque próximo al templo de Zeus.

- Los «JUEGOS ÍSTMICOS» se celebraban en la ciudad de Corinto. A seis kms. de la ciudad, en el Istmo, existía un templo a Poseidón, rey del mar, y un célebre estadio donde se celebraban los «Juegos Ístmicos Panhelénicos», cada dos años. Los juegos al principio tenían un carácter local, organizados por los tiranos de Corinto, pero con el tiempo llegaron a ser «panhelénicos». La ciudad fue destruida el 146 a.C., y reconstruida en el 44 a.C. Los juegos volvieron a celebrarse en el espacio sacro del Istmo totalmente renovado. Los juegos comprendían pruebas como la carrera, el salto, hípica, carreras de carros etc. Durante su celebración se respetaba la «tregua sagrada». La prueba de velocidad se corría en el estadio en una pista de 181 metros, superando al estadio de Delfos (178 m.), siendo inferior al de Atenas (184 m) y al de Olimpia (192 m.).

Corinto y Delfos

            En nuestro viaje iremos a Corinto, lugar donde se celebraban los Juegos Istmicos, y a Delfos, donde tenían lugar los Juegos Píticos. No hay constancia de que Pablo estuviera en Delfos, pero sí que estuvo en Corinto, conocía bien la ciudad, como se desprende de las Cartas que le envía a aquella comunidad (Primera y segunda Carta a los Corintios). Del texto de san Pablo que hemos citado más arriba, se desprende que sus oyentes conocían bien y entendían este lenguaje deportivo.

En este último lugar, DELFOS, además de subir (porque hay que «subir») al Estadio, muy bien conservado, contemplaremos en el museo el AURIGA DE DELFOS, una de las obras de arte de la antigüedad que hay que contemplar.

Auriga de Delfos. Foto tomada el el museo del lugar




CURIOSIDADES: Maratón
           
            No podemos cerrar este breve artículo sobre los deportes en Grecia sin hacer referencia al nombre que ha llegado hasta nosotros, de MARATÓN.
            Sabemos por la historia que en la primera guerra de los Persas contra los Griegos (Primera Guerra Médica, 492-490 a. C.), el rey persa Darío inicia una campaña contra las ciudades de Grecia. Atenas y Esparta le resisten. El 29 de septiembre de 490, 10.000 soldados de Atenas («hoplitas»), mandados por MILCÍADES, derrotan a Darío en Maratón. Uno de los soldados, cuyo nombre ha pasado a la memoria de la humanidad, FIDÍPIDES, hace de correo; llega a Atenas y anuncia: «hemos vencido». A continuación, cae muerto. La distancia que había recorrido era de 42 kilómetros, la que hoy se mantiene en las carreras de la Maratón.