El Papa Francisco hizo ayer unas declaraciones que
son una «verdad de Perogrullo». Si, esas que son tan «obvias», que no habría ni
que decirlas en voz alta so pena de que te tengan por necio: ‘Perogrullo, a la mano cerrada le dice
«puño»’.
Parece, sin embargo, que
no es tal «perogrullada», pues se han lanzado a criticarlo sin piedad, a degüello. El Papa solo ha dicho dos cosas,
ambas perfectamente asumibles. La primera es que «no se puede insultar a
ninguna religión». La segunda, tan obvia como la primera, es que «si insultas a
mi madre, te puedes encontrar con un puñetazo». Yo firmo las dos. ¿Dónde está
el «escándalo» de los nuevos «directores» de esta sociedad de «pensamiento
único»? Vayamos por partes.
Lo primero, que viene a
colación, es precisamente eso: quieren que vivamos en una sociedad de
«pensamiento único». No por este tema, sino por muchos. No se admite que nadie
piense otras cosas que las «políticamente correctas». Si repetimos lo que dicen
los «Medios de comunicación», vamos bien, pero como «nos salgamos del guión…».
Mira por donde, el cristianismo desde sus orígenes se ha caracterizado por no seguir
el «pensamiento único» de nadie: ni del imperio romano, ni de los emperadores
germánicos, ni de los salvadores nazis o leninistas, ni del neoliberalismo…
En segundo lugar, no se le
da ningún valor a la religión. Hace tiempo que se ha ido «devalorizando»
oficialmente el «hecho religioso». No el cristiano, sino todos. Primero,
declarando que es «algo privado», o sea, que no es «público». Yo puedo creer,
pero no tiene ni por qué saberlo mi familia, ni el director de mi empresa, ni
mis amigos, ni mis hijos. ¡Mucho menos tengo que hacer manifestación pública y
ostentosa de mi fe! «Guárdate tus creencias para ti», suelen decir.
Luego se pasó a que la religión es un «sentimiento»,
una «emoción». Esto tiene mucha guasa. Se pone a la religión en el mismo lugar
de la alacena que el fútbol: ‘Ambos son
emotivos, ambos tienen colores, tienen liturgias, se grita, se canta, se
desesperan, tienen sus ídolos, tienen sus líderes, les aplauden, se desviven,
mueven masas, llenan estadios, pagan dinero, se pegan llegando incluso a matar
por sus colores… Todo absurdo, todo popular, todo visceral, todo muy primitivo,
impropio de gente culta y serena ¡no hay razón! Luego, podemos mofarnos de
ellos, de los dos, del fútbol y de la religión. ¡Vienen a ser lo mismo!¡Yo ni
uno ni otro’, podrían decir perfectamente. ‘Si la religión es como el fútbol, algo propio de personas primitivas,
que ponen en cuarentena su inteligencia, que llegan a hacer cosas absurdas y
ridículas, ¿por qué no reírnos de los creyentes de cualquier religión?, podrían
argumentar.
Pero no. La religión, la fe en Dios, el sentido de
pertenencia a una comunidad religiosa, la liturgia y la moral, la confesión de
fe y el sentido religioso de la vida, los principios que te fundamentan,
incluso hasta dar la vida por ellos… no son objeto de burla por nadie. La
religión no es una «emoción preintelectual» ni una «fantasía comunitaria» como
el fútbol.
Los burgueses dibujantes franceses, bien pagados,
bien comidos, bien dormidos, bien… han sido brutal e injustamente asesinados
por unos salvajes. ¡Mi total condena! ¡No se puede matar a nadie! Todo el mundo
occidental está muy preocupado por lo que se adivina que puede ser una espiral
de violencia incontrolable. Yo no quiero la muerte de nadie, ni lal violencia
se puede justificar. ¡Menos en nombre de Dios! Me indigno contra los yihadistas
que asesinan cristianos en Irak, como la mano del niño de la foto que acompaña
este artículo (de esto no hablan los Medios de Comunicación «oficiales», parece
que no importan), contra los yihadistas que matan a millares de personas en
Africa, bajo las siglos de Boko Haram. Me indigno y me pregunto ¿Quién se
manifiesta en favor de estos pobres? ¿Son menos personas los cristianos
perseguidos en Irak, Nigeria, India, Pakistán, que los «bien comidos, bien
pagados, bien dormidos, bien … dibujantes franceses? ¿Hay personas de primera,
por los que lloramos, y personas de segunda, tercera o cuarta clase, que
ignoramos? ¿Cuál es la nueva antropología que proponemos?
Hablo indignado, porque el «pensamiento oficial»
nos dice dos cosas, entre otras: que nos tenemos que alinear con los que
consideran la religión como algo privado, particular, visceral, pre-racional,
arcaico, y por lo tanto, ridiculizable y risible. ¡Seamos razonables! No
podemos indignarnos porque alguien se ría de la religión de otros en nombre de la
diosa «libertad de expresión».
Nos dice también este pensamiento único, que todos
no somos iguales: la vida de un burgués europeo vale más que la de una niña de
Irak o que una niña de Nigeria. Que lo vayamos asumiendo, porque esto es así.
Pues bien, yo me niego a seguir el «pensamiento
oficial y único», en esto y en otras muchas cosas.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
16 de Enero de 2015
http://pedrofraile.blogspot.com.es/
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