Yo no me imaginaba
hace dos o tres años el lío que se iba a montar este año de 2016 con motivo de los
reyes magos. ¡Yo mismo salí de «rey negro» en el año 1977, allí en mi ciudad
natal, en Tarazona! Guardo en casa las fotos como una «reliquia de la
nostalgia». Mi amigo Tomás de Melchor, otro amigo que venía de Zaragoza esos
días –Palacián-, de Gaspar, y yo de Baltasar. Santi hacía de «San José» y una chica jovencita de «Virgen María». Era
algo totalmente inocente y simpático. Como estaban entonces de moda los
«payasos de la tele», y como me encargaron a mí que dijera unas palabras (eso
de hablar en público siempre se me ha dado
bien), me dirigí a los niños y comencé mi intervención diciendo «¿cómo
están ustedes? Los niños gritaron al unísono: ¡biennnnnn!
La verdad es que la
España de los años 77 no se parece en nada a la actual. Entre otras cosas
porque hacía dos años que se había muerto Franco, y estábamos estrenando la
democracia. La gente estaba en otras historias, y nadie se metía con la
«cabalgata de los reyes magos». Han pasado cuarenta años…. ¡y resulta que en
muchas partes de España es un gran problema! Que se lo digan a la cabalgata de
Carabanchel, barrio de Madrid, que excluye a unos por motivos peregrinos e
incluye a otros por motivos más peregrinos aún; o a la pre-cabalgata
republicana de Valencia con «tres reinas» que se llaman «Libertad-Igualdad-
Fraternidad» (no lo digo yo, lo he leído en los Medios). Por cierto, la
gloriosa triada «Liberté-Egalité-Fraternité» nos remonta a la Ilustración
francesa, al «Siglo de las Luces», en los finales del siglo XVIII. Pero claro,
señores, repasemos la historia. Después del «Iluminismo» han pasado por este
mundo nada más y nada menos que el Marxismo (con sus hijos: el comunismo con
todas sus variantes realizadas y realizables y el socialismo marxista); el
anarquismo (que como el Ave Fénix siempre renace de sus cenizas); los fascismos
y nazismos (en todas sus variantes violentas de derechas y de izquierdas);
ahora tenemos los terrorismos de corte pseudoreligioso… Bueno, pues las tres
reinas magas de Valencia nos remiten a los Voltaire, Montesquieu, Rousseay,
D’Alambert con L’Enciclopedie y demás… ¿Este es el futuro?
Da la sensación de que
en estos albores del siglo XXI los «reyes magos» del evangelio son
«contrarrevolucionarios», como los Belenes. Yo tengo una teoría que confirmo
día a día. Esta teoría dice que la condición humana progresa en tecnología
multiforme, pero se hace inculta en humanidades, entre las que incluyo las
religiones en sus múltiples vertientes.
Si yo hablo de
«inclusión», de «universalismo», de «romper fronteras», de ver en el otro no mi
enemigo, sino mi hermano alguien dirá: «eso, eso, eso es lo que
queremos». Si a continuación le digo a ese mismo personaje que ese es el
mensaje de los Reyes Magos me dirán «No. Imposible. Los Reyes Magos son
retrógrados».
¡Esta
es la incultura con la que nos tenemos que tropezar día tras día! La fiesta
cristiana de los Reyes Magos es
precisamente la fiesta de la Universalidad. El mensaje de Belén no se queda en
las montañas de Judea, no es solo para los judíos; es para el mundo total y
global, que no excluyen a nadie e incluye a todos, representados en los tres
magos de Oriente. Es la Epifanía (manifestación) de Jesús Salvador a toda
la humanidad sin restricciones ni exclusiones.
Como tengo amigos
republicanos, les diré que el texto del
evangelio no dice «basileis» (reyes en griego), o «melakim» (reyes en hebreo), sino que dice «magoi»
(de ahí el castellano magos), que
indica a personas sabias e inquietas que
buscan la verdad. Por eso siguen la estrella. ¿Reyes Persas? ¿Reyes de la
Mesopotamia? ¿Reyes del Oriente? Sean lo que sean, personas que no se conforman
con lo que saben y se ponen en camino. La estrella les conducirá a Belén.
Los «reyes magos»,
queridos amigos, son «profundamente contraculturales», porque en una sociedad
que tiende al particularismo y a los nacionalismos (¡yo soy distinto de ti!),
son profundamente universales. La salvación de Jesús no es para los blancos,
los europeos, los occidentales, los angloparlantes… Es para todos, porque Dios
no es propiedad privada de «nadie», sino de la humanidad. La sociedad
consumista nos ha secuestrado la fiesta, y nos hacen creer que es una exaltación
del liberalismo económico. En absoluto. Los primeros que fueron al portal
fueron unos pobres pastores; luego, unos magos llegados de tierras extrañas,
que, eso sí, adoraron a Jesús.
Pedro Ignacio Fraile
Epifanía del 2016
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