El
subtítulo de este artículo no es mío. Se lo he robado, sin su permiso, a mi
amigo Pedro. Lo hago porque es un título soberbio, definitivo, de esos que
deberían pasar a los anales de las frases acabadas, logradas, ajustadas.
Inteligentes a la vez que provocadoras y profundamente verdaderas.
El
día 31 de Agosto moría en extrañas circunstancias (cada uno que piense lo que
quiera), Lady Di. Llevamos varios días viendo cómo todas las cadenas de televisión
le dedican reportajes, documentales, ‘investigaciones’, películas etc. Lady Di
tiene un título que vende: ‘La princesa del pueblo’. Su amigo Elton John le
dedicaba una canción preciosa, “Candle in the wind”, de las más bonitas que ha
escrito.
El
día 5 de Septiembre, del mismo año, moría Teresa de Calcuta. Una monja
albanesa; sí, sí, de Albania. Ese país del que nadie sabe casi nada. Ese país
de los Balcanes que bajo el yugo comunista se intitulaba oficialmente como ‘ateo’:
en Albania todos eran ateos… o eso decían. Madre Teresa, de una minoría entre
las minorías albanesas; católica en medio de musulmanes y de ortodoxos. Pero
eso mismo l
e hizo entender el mundo de otra forma, un corazón grande y amplio, sin
encorsetamientos, y eso mismo le hizo valiente y fuerte.
Dos
mujeres. Las dos muy famosas. Dos historias distintas. De Lady Di sé muy poco,
lo que dicen los grandes titulares y poco más. ¿Fue feliz en su vida y en su
matrimonio? ¿Necesitaba salir de las rejas asfixiantes del Palacio? Lady Di
quiso acercarse al pueblo, y buscó a la gente sencilla. En varios de estos
encuentros se cruzó con Teresa de Calcuta. ¿De qué hablaron? ¿Qué se decían
estas dos mujeres? Las fotos delatan cierta simpatía mutua, no sé si cierta
complicidad.
Santa
Teresa de Calcuta, en línea de continuidad con Santa Teresa de Jesús, vivió su
propia conversión dentro de la Iglesia Católica; sin abandonarla. Dejó atrás la
congregación a la que pertenecía, para hacer su propio camino de discipulado.
Se fue con los más pobres de los pobres. Ese es el camino de los santos. La
santidad no es glamourosa. Los pobres son personas, que no tienen nada, ni
gustan a nadie, ni nadie se ocupa de ellos. En todo caso los pobres estropean
las fotos y molestan en las fiestas y en los tinglados. Los pobres sobran.
Hay
una diferencia importante entre ellas. Lady Di era una ‘diva del papel couché’,
aunque fuera una princesa triste. Vestía bien y marcaba tendencia; aún se
conservan sus mejores vestidos en un museo de la familia. Además al gran
público gustaba esa ‘protesta juvenil’ entre sabida y ocultada de sus huidas de
palacio. Era una ‘princesa rebelde’ que no seguía los duros protocolos de la
corte.
Por
otra parte Teresa de Calcuta tenía un problema muy grande. ¡Era una monja
católica que apoyaba en todo a la Iglesia! Eso muchos no se lo perdonaron. Un grupo español de música punk cantaba en su estribillo: La Madre Teresa... no nos interesa! Ser ‘monja oficiliista’, no gustaba a la gran
prensa; así vivió y así falleció, fiel a la Madre Iglesia.
Las
dos murieron con quince días de diferencia. Diana en un carrera loca de coches
- ¿perseguida? - en la noche parisina con un millonario acompañante; ¿alguna
vez sabremos la verdad? Teresa de Calcuta con sus pobres; desgastada, pobre y en
silencio.
A
los veinte años de la muerte de ambas (1997-2017), ¿a quién dedica la prensa su
recuerdo y sus titulares? Signo inequívoco de la frivolidad reinante. Vende más
la tragedia de una princesa que el camino humilde y pobre de una discípula de
Jesús, fiel a los pobres y a su amor por ellos en comunión plena e indiscutible
con la Iglesia católica.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
5 de Septiembre de 2017
siempre hay que considerar la palabra del señor como metodo de liberacion divina, puesto que en este plano terrenal nos vemos expuestos ante tanta maldad, de todas maneras siempre es agradable encontrar sitios de indole religiosa en la web. de mi parte mi estimado pedro, y de los chicos de la gran hermandad blanca enviamos prosperidad y paz!! ♥
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