19 marzo, 2013


JOSÉ DE BELÉN: JUSTO, EMIGRANTE,
REFUGIADO, «POBRE DE DIOS».
(En la Solemnidad de San José)

            José es uno de esos personajes bíblicos que pasan casi de puntillas, sin hacer ruido. De hecho, los evangelios hablan muy poco de él. Sólo aparece en los mal llamados «evangelios de la infancia»; esto es, en los capítulos iniciales de san Lucas y de san Mateo que introducen la figura de Jesús en la historia y nos dan claves fundamentales para saber quién es él.
            José, como decíamos, sólo aparece con nombre propio tres veces en san Lucas. Primero nos dice que María, la jovencita de Nazaret, estaba prometida a un hombre de la estirpe de David que se llamaba José (Lc 1,26); Luego, con motivo del censo del emperador Augusto, san Lucas nos dice que María, ya encinta, fue con su esposo José a inscribirse en Belén, ciudad de donde era él originario (Lc 2,1-4). La tercera vez es en Belén, cuando van a adorar los pastores; éstos fueron corriendo ‘y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre’ (Lc 2,16). Lego san Lucas habla genéricamente de los padres de Jesús (Lc 2,41) hasta que su referencia desaparece del todo.
            San Mateo es más explícito. Primero nos explica que María estaba desposada con José; antes de que vivieran juntos ella queda encinta. Tiene que venir un ángel del cielo para darle la clave de lo sucedido (Mt 1,18-25). En este breve texto se nos dice que José era un hombre justo (en línea con los «justos» de Israel) y además bueno,  no quiso denunciar a María (¡hubiera muerto lapidada!). Es más, la «llevó a su casa»; o sea, se jugó el tipo ante los guardianes de la fe y buenas costumbres de Nazaret y sus alrededores.
            Tras la decisión de Herodes el Grande de ejecutar una matanza contra los neonatos buscando así acabar con un posible Mesías que le hiciera sombra, nos dice san Mateo que José recibió en sueños la orden de huir a Egipto. ¡La Sagrada Familia fue una «refugiada política»! La represión de un tirano les hizo huir sin rumbo y buscar refugio en el extranjero.
            ¿Quién es José? Según los evangelios es un «emigrante» del sur, de Belén, que se había establecido en el norte, en Nazaret. Es verdad que la aldea de Nazaret se asoma desde lo alto del monte a la fértil y feraz llanura de Esdrelón: una extensión interminable de campos bien regados… pero los de Nazaret eran los «jornaleros» que iban a trabajar a campos ajenos; no eran los propietarios. Nazaret, recordemos, es un poblado de grutas.
            José es hombre «justo», un «pobre de Dios», uno de los «anawim» que creía en Dios y sabía que iba a intervenir, no al estilo humano, con armas, venganzas y violencias, sino de una forma inaudita e inesperada. Él, dice san Mateo, escuchó por dos veces el mensaje del ángel y le obedeció: primero acogiendo en su casa a María, su prometida en estado de buena esperanza por la acción de Dios; luego llevándosela al destierro y protegiéndola. José, sin duda, se fiaba de Dios.
            José es un «trabajador de la emigración», un «refugiado político», un «obrero que se gana la vida con sus manos», el «padre responsable» de criar a Jesús, el hijo de María y del Espíritu Santo. ¿Y después? Después desaparece en el silencio. Como Moisés que llevó al pueblo a la Tierra Prometida y no entró, así también José acompaña a María en los peores momentos de la gestación, nacimiento y educación de Jesús y luego, sencillamente, desaparece.  José, hombre de Dios, modelo para los creyentes de siempre, ¡ruega por nosotros! 

Pedro Ignacio Fraile Yécora