24 octubre, 2017

LA TRAMA OCULTA DE ADA COLAU: ALMAZÁN, LAINEZ, LUTERO Y BARCELONA

Cartel anunciador de la celebración de la reforma luterana en Barcelona
Nunca escribo con ánimo de chunga. Por eso, porque nunca lo hago, no sé. Pero esta vez, como dicen los castizos… ‘me la han puesto a…’ Resulta que en este año se celebra, por lo menos en Alemania, los 500 años de la reforma protestante de Lutero. Es un acontecimiento que está pasando sin pena ni gloria en el solar hispano. Probablemente porque el problema que tenemos ahora mismo encima de la mesa es de mayor calado, dificultad y trascendencia que esta celebración. Pues bien: el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido celebrarlo, como muestra el cartel de la foto. Yo no le di más importancia. Alguien lo ha propuesto, otros lo han creído conveniente o incluso necesario, por lo que tiene de snob y provocador en una ciudad laica, me dije,…... y ya está.

Por esas casualidades que tiene la vida, llegó a mis oídos que la famosa Ada Colau, la actual alcaldesa de Barcelona, era de ascendencia oscense y soriana. En efecto; no hubo más que bucear en las nuevas enciclopedias digitales para confirmar la noticia: su padre proviene del pirineo oscense, y su madre proviene de Almazán, provincia de Soria.

Estatua de Diego Lainez, jesuita, en Almazán 
La memoria sirve para muchas cosas. A veces guardas datos o informaciones que están ahí, como esperando que llegue el momento de darles uso. En una de estas me vi, cuando recordé que en la plaza mayor de Almazán se levanta un monumento… ¿a quién? A uno de LOS LÁTIGOS DE LA REFORMA PROTESTANTE, una estatua dedicada a DIEGO LAÍNEZ, jesuita nacido en la villa soriana, que brilló en el Concilio de Trento. Concilio que se convocó para responder a las radicales propuestas y a la secesión (esta palabra ahora la entendemos mejor) del fraile agustino de Alemania, Lutero.

Cuando me di cuenta de la asociación de ideas, no pude dejar de reírme. Seguro que es pura casualidad, pero ¿no es chusco que Ada Colau, descendiente de la villa de Almazán, donde nació uno de los teólogos que hizo frente de forma brillante a Lutero, sea la que apruebe los actos conmemorativos del luteranismo? Cuanto menos chocante…

Si mi memoria no falla, el luteranismo quiso arraigar en España. En Valladolid no tuvieron éxito, pues Felipe II lo impidió de forma contundente, represiva diríamos hoy. Otro foco de luteranismo en España estuvo en Sevilla, donde dos clérigos católicos se pasaron a la reforma protestante, pero nos dejaron como herencia la Biblia de ‘Reina-Valera’. A la sazón los padres Jerónimos, Casiodoro Reina y su amigo Cipriano de Valera, ambos pacenses, del monasterio sevillano de Santiponce.

Valladolid y Sevilla, sí, pero ¿Barcelona? La soriana Ada Colau hace memoria de su paisano Diego Laínez, promoviendo la celebración de Lutero en Barcelona. Como decía mi padre, maiora videbis! (¡cosas más grandes tienes que ver!)

Pedro Ignacio Fraile Yécora

24 de Octubre de 2017












IN MEMORIAM: José Luis Aldea Garicano, sacerdote.



"Tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero"

El verano nos trajo, con el calor plomizo y sofocante, la noticia de que José Luis estaba enfermo, muy enfermo. Le habían detectado un tumor cerebral.  La sangre se nos quedó helada, el rictus de los labios desapareció como por encanto. Tenemos ya una edad lo suficientemente madura como para saber que se nos anunciaba la antesala inmediata de la muerte.

Con José Luis me unían muchos recuerdos, muchas experiencias compartidas, muchas horas de conversación. Primero en el Seminario Menor de Tarazona; luego en el Seminario Mayor de Tarazona (calle Ávila); luego como profesores en el Seminario de Tarazona, luego en su pueblo, en Fuentes de Jiloca, y también en Mallén… y también en Zaragoza. Digo que teníamos muchas horas de conversación… y las que nos faltaban. José Luis era un gran conversador. Más que listo, agudo; más que sesudo, brillante; más que erudito, provocador. Le gustaban las cuestiones difíciles. Esos campos de batalla en los que muchos huyen, porque no saben qué decir. Él se encontraba a gusto en el debate inteligente, en la búsqueda de la verdad, en la diatriba que busca esclarecer lo oscuro. No le daba miedo nada.

Como hombre de fe, la vivía al estilo unamuniano; como un don que se rebela; como una lucha consigo mismo, con la Iglesia, con la verdad… Quizás porque teníamos muchas cosas en común, cada vez que emprendíamos una conversación, acabábamos hablando del Dios en el que creemos y en el que no creemos; de la Iglesia como lugar de vida pero también de cansancio, de peso de una historia que nos supera… y que es nuestra.

José Luis estaba en las fronteras. Siempre había sido ese su sitio. No le gustaban las retaguardias. Siempre lúcido, a la vez que crítico, ponía ese punto de sal necesario para sazonar los buenos platos.

Te nos has ido muy joven, porque cincuenta y tres años son pocos años. Bueno, para el ser humano, ni cincuenta, ni tampoco sesenta u ochenta… ¡es tan grande el misterio que encerramos en nuestras pobres carnes! ¡Es tanto lo que podemos amar, sufrir y esperar, que nunca unos pocos años de vida pueden hacer justicia con nuestra auténtica valía! Solo Dios puede hacer justicia cuando, en nuestra corta peregrinación por el mundo, nos tenemos que despedir. Solo Dios nos puede decir: tú eres único para mí, tú eres mi querido hijo amado.

Esa es nuestra esperanza: el amor misericordioso de Dios. Esa es nuestro consuelo, saber que no estamos en manos de un destino cruel que se ríe de nuestra pequeñez, sino que Dios hace grande y valiosa nuestra pequeña historia. Ese es nuestro consuelo: saber que nos volveremos a «encontrar» en Dios, porque Dios es nuestro «encuentro».

Amigo José Luis. Disfruta de la fe que ya no se cree, sino que se vive… porque en el cielo, usando las palabras de uno de tus poetas, que también lo es mío, Miguel Hernández, «tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero»

20 de Octubre de 2017


Pedro Ignacio Fraile Yécora