16 diciembre, 2015

MI QUERIDA ESPAÑA… ANTE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES



El próximo domingo tenemos en España elecciones generales. Dicen que son muy importantes, porque entre otras cosas nos jugamos qué España queremos.
            Hace ya cuarenta años, la malograda cantante Cecilia entonaba con esa voz melancólica y atractiva a la vez: «Mi querida España, esa España tuya, esa España nuestra…». España no pertenece a nadie en particular, pues desde otra óptica la «siemprejoven y atractiva» Ana Belén le contestaba con una canción inspirada en Blas de Otero:

«España, camisa blanca de mi esperanza, 
a veces madre, siempre madrastra...

España camisa blanca de mi esperanza 
aquí me tienes, nadie me manda 
quererte tanto me cuesta nada...






En la generación de poetas del 98, políticamente comprometidos y doloridamente sentidos, D. Miguel de Unamuno proclamaba: «Me duele España». El sevillano de adopción soriana, el casi inefable Antonio Machado, decía de forma profética.








«Españolito que vienes al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas ha de helarte el corazón».

El joven y tristemente desaparecido poeta orihuelano Miguel Hernández, cantaba en su poema «Vientos del pueblo»:

«No soy de un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España».

            Don Marcelino Menéndez Pelayo, santanderino y católico, que conocía bien la historia (escribió una monumental obra sobre los herejes españoles a lo largo de los siglos: Historia de los heterodoxos españoles) decía: «Los españoles siempre detrás de los curas; o con cirios o con garrotes».
Ya en el mundo de los políticos, el joven José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española escribía en los Principios Generales del Movimiento: «España es una unidad de destino en lo universal». En la misma centuria, separada por más de cinco décadas, otro político decía «A España no la va a conocer ni la madre que la parió» (dixit Alfonso Guerra).
¿Qué es España y a quién le importa España para que digan que en estas elecciones generales nos jugamos su futuro? España es una «historia de quinientos años»; de las más antiguas, si no es la que más, del occidente europeo. España en sus fronteras actuales (si bien hubo luego algunos intentos de que Portugal se uniera al resto de la Península), se remonta a los finales del siglo XV con los reyes Católicos (en su Escudo se contemplan la Corona de Castilla, -que incluye el Reino de León-, la Corona de Aragón, el Reino de Navarra y el Reino de Granada). La «gran Alemania» es del siglo XIX (que volvió a ser partida y reunificada después de la Segunda Guerra Mundial); la bella y dolce Italia, fragmentada en mil reinos, ducados, condados, pontificados, estados etc.), es de finales del siglo XIX; la gran Rusia es una amalgama de pueblos, razas y terrenos y límites geográficos imposibles siempre en recomposición; la Gran Bretaña sigue cosiendo unos pueblos que conviven en las islas pero que mantienen sus diferencias históricas; Grecia ha visto todo su territorio sometido a los turcos hasta el siglo XX; los Balcanes han dado lugar al nombre de «balcanización» para indicar algo despedazado y difícilmente unificable etc. Pero no todos admiten que España haya sido desde el siglo XV una «unidad», una «nación» o un «estado». En la «reescritura» interesada, escandalosa y falsa de la historia que se está haciendo en muchos sitios (la «Historia» sacrificada a los dioses de los «nacionalismos»), agrupaciones sociales, políticas  y culturales sostienen que ellos nunca han sido España y que nunca han sido españoles: han estado «sometidos» a España. Ya sabéis a quiénes y a qué me refiero. Pronunciar la palabra España ante ellos les produce repelús, por decir algo suave.
España es una «historia de guerras civilistas». Algunos ven esta exclusión endémica de unos por parte de otros en la expulsión de los judíos sefarditas y en la coversión forzada de los m moriscos españoles. Para algunos estudiosos la Guerra de la Independencia contra los franceses de Napoleón fue –dicen ellos, yo no- fue una guerra civil entre los progresistas (españoles afrancesados) y los conservadores (resistentes al francés). Luego vienen las Guerras Carlistas, que se extienden principalmente por el Norte, incluyendo el País Vasco (Bilbao, Vergara), Maestrazgo aragonés, y Cataluña, tierra de carlismo histórico. Sin duda la contienda más real y cruenta, esta vez entre «rojos y azules», entre «católicos y anticlericales», entre «pobres y ricos», entre «liberales y conservadores», entre «hermanos de una misma madre», fue la Guerra civil (incivil)  española que sigue enconando sentimientos y que muchos no quieren enterrar.
España es un «país sin himno ni bandera». No tiene himno porque el que en su día compuso el denostado poeta D. José María Pemán, «Triunfa España, alzad los brazos hijos del pueblo español…», se ignora en los mejores casos o se desprecia en los demás. No tiene bandera, pues muchos no se reconocen en ella. Es curioso cómo en algunas manifestaciones, para no sacar la enseña nacional, algunos sacan la tricolor, que es la bandera de la «República española», evitando así procesionar con la rojigualda, que la asocian torpe y maliciosamente al franquismo. Solo se ha visto una proliferación sin igual de la bandera con motivo de los triunfos de la selección española de fútbol, donde todos, del PP y del PSOE, de derechas de centro y «mediopensionistas» se unían para celebrar el triunfo; en ningún otro momento la bandera ha sido motivo de unión entre los españoles.
El mundo de los políticos y la política da mucho juego. ¿Se han dado cuenta de que muchos políticos no pronuncian nunca la palabra «España», por si acaso les sale un sarpullido en la boca? Suelen decir «país», que es más «inclusivo», más neutro, y no dice nada que a alguien pueda ofender. Por ejemplo repiten «en este país…», «los ciudadanos de este país» etc.
Es curiosos cómo unas siglas de partidos llevan el nombre de España/español y otras las han perdido, como si se les hubiera caído. Hagamos un repaso: el PSOE curiosamente es el único que de forma oficial nunca ha perdido el nombre (Partido Socialista Obrero Español, todo bien claro), menos en las autonomías donde es PSCatalán, PSEuzkadi y PSGalego. La derecha española, tras el franquismo, pasó de UCD (Unión de Centro Democrático); a CDS (Centro Democrático y Social) a AP (Alianza Popular) a PP (Partido Popular). ¿Dónde está la «E» de España? Como siempre, «maricomplejines». El caso de quienes han perdido la «E», entre otras muchas cosas, es el de los comunistas, que pasaron del PCE (Partido Comunista de España) a IU (Izquierda Unidad) y ahora, en las últimas elecciones se denominan UP (Unidad Popular). Pregunta: ¿Se dan cuenta de que tanto la derecha como la izquierda se apropian –como si fueran sus legítimos representantes- de  «lo popular, lo del pueblo» (PP y UP)? Ya saben eso de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Bueno, los nuevos partidos evitan descaradamente esta palabra. No la llevan en sus siglas ni Ciudadanos, ni Podemos, ni UPyD, ni VOX. La palabra «España» es una rémora a evitar en las siglas. ¡Luego todos dicen que hay que promocionar y prestigiar la «marca España»!
En resumen: unos dicen que no saben qué es España y otros que no quieren ser España o que nunca han sido españoles. Otros dicen que sí a España y a ser españoles, pero no lo ponen en sus siglas del partido para no levantar suspicacias. Otros la tuvieron en sus sigla, pero se caen de ellas para ser «inclusivos» con todo tipo de colectivos sociales y políticos y que nadie se sienta incómodo. Unos dicen que el himno español no tiene letra y lo tararean ¡qué cosa más ridícula!
¡Ay! «Mi querida España, esa España mía, esa España nuestra»… como cantaba Cecilia. Después del 20-D (día de las elecciones), uno de los temas más arduos y difíciles será precisamente el de saber si hay «una o dos Españas que hielan el corazón» (A. Machado), si es una «madre y madrastra» (Ana Belén) y si en verdad, nos «duele España» (M. de Unamuno)

Pedro Fraile

16 de Diciembre de 2015