En el antiguo calendario popular
español, hoy es el «segundo jueves del año». La memoria histórica católica
española reza que «tres jueves en el año deslumbran más que el sol: Jueves
Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión». Como se puede ver, el dicho
popular fuerza la rima, porque la Ascensión es siempre antes que el Corpus.
Bueno, no importa. Lo que importa es el evangelio.
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más
tarde me volveréis a ver.» Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué
significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me
volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?». Y se
preguntaban: «¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice». Comprendió
Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he
dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a
ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros,
mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra
tristeza se convertirá en alegría.»
(Juan 16, 16‑20)
LECTIO. Juan se sirve de la
redacción en espiral, propia de su forma de redactar y concebir el evangelio,
para recordar tanto la partida necesaria
de Jesús, como el desconsuelo e inquietud que provoca en sus discípulos. Jesús
tiene que dar de nuevo explicaciones: el mundo se alegrará, porque no le
conoce; pero anuncia a sus discípulos
que pronto su tristeza se cambiará en alegría.
MEDITATIO. El conocimiento de
Jesús por parte de los cristianos es progresivo y por contraste. El mundo no
conoce a Jesús, incluso lo desprecia; por contraste, el cristiano conoce a
Jesús de forma que su alegría crece y comprende. La presencia de Jesús no se
limita a un ámbito geográfico y a un momento histórico. Hoy podemos conocer y
seguir a Jesús. El conocimiento de Jesús no se limita a quienes compartieron
vida, espacio y tiempo físico con él; el Espíritu Santo nos ilumina para que le
conozcamos. El seguimiento tampoco es exclusivo de quienes compartieron sendas,
caminos y horas de convivencia; también hoy podemos seguir a Jesús en el siglo
XXI allí donde estemos.
ORATIO. Que nunca seamos
cristianos tristes, aburridos o desencantados. Que en medio de las dificultades
te conozcamos y vivamos con sencillez y alegría. Que te conozcamos y te sigamos como han hecho mujeres y hombres de todos los tiempos, a lo latgo de la historia.
CONTEMPLATIO. Repasamos la vida
de los grandes hombres y mujeres de la historia que han sabido ser discípulos
de Jesús en su época, con sus dificultades a veces extremas. Cada uno tiene sus
referencias, pero todas son del Espíritu Santo. Unos miramos el camino de
Francisco de Asís, de Ignacio de Loyola, de Carlos de Foucauld. Otros siguen el
camino de Teresa de Calcuta, de Juan de Dios; otros el de Teresa de Jesús y
Juan de la Cruz. Todos fueron fieles a su tiempo y todos fueron fieles a la voz
de Dios y a la iluminación del Espíritu Santo.