30 marzo, 2018

VIA CRUCIS EN JERUSALEN


Este ´Via Crucis, 'apegado' a l os nombres, calles, lugares de Jerusalén, está escrito desde el conocimiento de la ciudad, pero sobre todo desde el corazón confesante. Lo he publicado en EUCARISTÍA, una publicación al servicio de la evangelización, que une fidelidad a la liturgia de la Iglesia Católica y material para hacer presente hoy el evangelio en el pueblo de Dios.

Introducción.

El «Vía crucis» es la expresión del sentir del pueblo de Dios acompañando a Jesús en su camino a la cruz. No es un sentimiento de dolor enfermizo, sino solidario. No es una exaltación de la crueldad, sino una denuncia del sufrimiento que tantas personas padecen en todo el mundo. Tomamos conciencia de la suerte de muchos débiles, empobrecidos y vagabundos que caminan por los márgenes de la vida. Jesús hizo su camino en medio de una población que bien le miraba indiferente, bien le insultaba. Algunos se compadecían. Es el espejo de la condición humana. Un  camino que Jesús supo vivir desde la dignidad libre y obediente al Padre que marcó toda su vida.

PRIMERA ESTACIÓN: Jesús sentenciado a muerte.

-         Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
-         Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.



‘El sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de testigos? Acabáis de oír la blasfema. ¿Qué decidís?» Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». (Mt 26,65-66)



Maestro nazareno,
Siervo del Señor,
en tu Pascua definitiva
te juzga Poncio Pilato.
En ti condenan,  Jesús,
a inocentes sin abogado,
a empobrecidos aplastados
a humanos violentados.
Jesús, tu causa pública,
es memoria y presencia
de la dignidad del ser humano:
honesto, libre, entregado





SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús carga con la cruz






'Jesús, llevando la cruz, salió para un sitio llamado "Calvario", en hebreo Gólgota, donde lo crucificaron'  (Jn 19,17)

Cruz que cargamos con dolor,
de pesos adormentados,


de tumores enquistados,
de sinsabores recreados.
Cruz de recuerdos dolientes,
de heridas supurantes,
de muertes cercanas,
de rencores no curados.
El peso de las cruces, Señor,


marca nuestras espaldas;
huellas a flor de piel
de la humanidad cansada.





TERCERA ESTACIÓN: JESUS CAE POR PRIMERA VEZ



Del profeta Isaías: 'Fue él quien tomó sobre sí nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por castigado, herido de Dios y humillado' (Is 53,4)

Peso que sobreviene
a personas trabajadas.
Injusto, insoportable;
carga que aplasta,
peso de culpas no sanadas,
de falsas acusaciones.
Calumnias y humillaciones
que desfiguran la cara.
Caes, Jesús, en tu cuerpo castigado,
bajo el peso de la cruz.
¡Patíbulo injusto, cruel,
sobre tus espaldas!



CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE



"También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo." (Mt 27, 55)

María, esposa y madre,
en las colinas de Nazaret,
cuidabas y educabas a Jesús,
con manos de mujer templada.
Madre de Jesús,
las calles de Jerusalén, ahora,
con griterío insoportable,
son testigo de vuestro encuentro.
Madre en el pueblo de Galilea,
madre en la ciudad de Judá.
Madre e Hijo se miran, y llorosos
se preguntan: ¿Cómo estás?






QUINTA ESTACIÓN JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO



"Por el camino encontraron a un tal Simón, natural de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, y le obligaron a llevar la cruz de Jesús' (Mc 15,21)

Una manos rudas de uncir yuntas,
de asir arados, desbrozar matojos,
y apretar la dura tierra,
levantan la cruz de Jesús.
Manos de trabajador,
encallecidas y agrietadas,
fuertes con las herramientas,
suaves con la carne sonrosada.
¡Cirineos de ayer y de hoy,
mujeres y hombres
de todos los campos,
que levantan del polvo al ser humano!




SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS



"Muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que ya no parecía un ser humano. Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban." (Is 52, 14; 53, 3-42)

Mujer anónima, valiente.
«Verdadero icono»,
discípula atenta del nazareno,
sin medias tintas ni postureos.
Enjugaste su rostro de sangre,
rostro de un Dios humanado,
imagen verdadera del amor,
que en lienzo de hilo se imprimió.
«Verdadero icono de Cristo»,
herido y mancillado,
revelas el rostro humano,
lacerado y desfigurado.







SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ



"Eran nuestras faltas por las que era destruido; nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados". (Is 53, 5)

Del Tiropeón al Gólgota,
hay una escarpada subida,
calles empinadas, angostas,
torcidas, tropiezos sin medida.
Caes, Jesús, rodilla en tierra,
rostro que toca el suelo,
manos que paran el golpe,
esparciendo, con el sudor, la sangre.
En tu caída, esperada,
están nuestros tropiezos,
nuestras dudas y contradicciones,
mentiras y desaciertos.



OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN



"Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí. Llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos." (Lc 23, 27-28)

Ancianas de espaldas dobladas,
jóvenes de futuro incierto,
niñas con ojos abiertos,
¡Mujeres pobres, sufridas, nobles!
¿A quién veis en el crucificado?
¿Al hijo que perdisteis?
¿Al marido cansado?
¿Al hermano menor agotado?
¡Mujeres de Jerusalén,
abrazadas, agolpadas, doloridas,
no lloréis por Jesús, el Hijo amado,
¡¡Llorad por cada ser humano!!





NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ



"Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mt 5, 10)

Las fuerzas flaquean, Jesús,
los brazos tiemblan,
las rodillas no sostienen,
tu cuerpo se derrumba.
Como hombre agotado
caes bajo el peso de la cruz,
aturdido por los gritos,
insultado y despreciado
¿Nadie se compadece de ti?
- Buen Jesús -
¿Ni uno solo acerca su brazo?
¡Qué fácil es pisar al que yace derrotado!



DÉCIMA ESTACIÓN:  JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS



"Después de clavar a Jesús en la cruz, los soldados tomaron sus vestidos y los dividieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. En cuanto a la túnica, tejida de una sola pieza de arriba abajo sin costura alguna, se dijeron: «No la rompamos, echémosla más bien a suertes, a ver a quién le toca.» Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mi ropa y echaron a suertes mi túnica. Esto es lo que hicieron los soldados." (Jn 19, 23-24)

Expuesto como un criminal
ante burlas y risotadas,
te quitan lo poco que te cubre
para más humillarte
Desnudo, maltratado,
no pierdes tu dignidad,
tu porte humano atrayente,
tu sencillez y humildad.
¿Quién humilla?
¿Quien quiere o quien puede?
En tu despojo, Jesús,
reconocemos tu soberana libertad.



UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ



"Al llegar al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y con él a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda." (Lc 23, 33)

En la piedra cimera del Gólgota
han horadado la grieta.
La cruz se hunde en la roca,
enhiesta, erguida, áspera.
Palos que se entrecruzan,
manos y pies clavados,
carne desgarrada, huesos rotos:
el hombre Jesús, crucificado.
¿Quién ha querido verte así?
¿Quién se goza en tu calvario?
¿Quién, Jesús, más te humilla?
¿Quién menea la cabeza, descorazonado?






DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ



" A eso de las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lamá sabactani, que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Pero nuevamente Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu." (Mt 27, 45-46.50)

La muerte es natural,
porque nacemos limitados.
La vida es corta, fugaz,
se nos escapa de las manos.
Pero, ¿la muerte violenta?
¿la muerte del justo ajusticiado?
¿la muerte del pobre oprimido?
¿la muerte del indefenso condenado?
Jesús, no mueres. Te matan.
No te juzgan. Te condenan.
Tu muerte es muerte injusta,
violencia pública, manifiesta.







DECIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE



"Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala." (Jn 19,25)

Madre en Belén,
Educadora en Nazaret,
Mujer en Jerusalén.
Recibes, María, a Jesús.
Dolor de madre rota,
víctima inocente  de la violencia,
testigo de la crueldad amasada,
mujer fuerte, sin venganza.
María, ¡Madre de Jesús!
¡Perfecta discípula!
¡Pobre del Señor!
¡Madre de Dios!





DECIMOCUARTA ESTACIÓN:JESÚS ES SEPULTADO



"Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?No está aquí. Resucitó. Acordaos de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea." (Lc 24, 5-6)

Negrura y humedad,
repulsión espontánea,
ventana a la nada,
vacío que rechazamos.
La tumba nueva de José de Arimatea,
discípulo valiente y generoso,
es para tu cuerpo muerto, Jesús.
Tumba para el Maestro llorado.
¿Es ese el final del Hijo?
¿Esa es la suerte del Siervo?
¿Es la última palabra de Dios?
¿La sentencia del misterio humano?




DECIMOQUINTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA DE ENTRE LOS MUERTOS

‘¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado!’ (Mc 16,6)

Ni ensoñación ni deseo.
Ni delirio colectivo.
Ni estrategia pactada.
Ni rumor por doquier esparcido.
Dios ha hablado en Jesús.
Su voz clara y potente se ha oído.
El combate ha sido vencido.
Culpa y muerte no son nuestro destino.
Abre mi mente a tu Luz,
mi corazón a tus designios.
Rompe mis prejuicios, ¡Vivo, viviente!
¡Sé mi Salvador, hoy y siempre!

Pedro Ignacio Fraile Yécora