LECTIO DIVINA


Lectio divina
16 de febrero de 2017

LECTIO 
Jesús va por el camino del norte, dentro del territorio judío y llega a la ciudad de Cesarea de Filipo. Jesús pregunta a sus discípulos qué piensa la gente de él: unos dicen que Juan Bautista, que ha vuelto a la vida; otros, que es Elías, a quien esperan para que anuncia el final de los tiempos; para otros es un profeta. 

Jesús da un paso más y les pregunta a ellos, los que van con él, los que le siguen: ¿quién es él?

Pedro toma la iniciativa y lo confiesa como "Mesías"; pero Jesús les prohíbe que lo digan. 


Entonces, Jesús les explica que su camino le lleva a la muerte. Pedro le reprende, ¡no puede ser! Jesús le manda que le siga, que se ponga tras él,  como un discípulo.

MEDITATIO

La fe cristiana se juega en este momento: la confesión de que Jesús es el Mesías, el Cristo de Dios, y la aceptación de su suerte. Pedro admite la primera parte, la confesión: "yo creo que...". Pero se resiste a la segunda: "sufrimientos, ni por asomo". El discipulado supone seguir a Jesús, con todas las consecuencias, no enmedarle la plana y corregirle.

ORATIO
Mi confesión es muchas veces teórica. Te profesan mis labios, pero mis pies no te siguen. Me da miedo el rechazo y el sufrimiento. Fortalece mi vida, Señor.

PERSONAS BUENAS QUE BUSCAN A DIOS


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un letrado se acercó a Jesús y le preguntó:
-          ¿Qué mandamiento es el primero de todos?
Respondió Jesús:
-       El primero es: «Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».  No hay mandamiento mayor que éstos.
El letrado replicó:
- Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
-          No estás lejos del Reino de Dios.
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

LECTIO. El maestro de la Ley no busca tender una trampa a Jesús, como en otras ocasiones y en otros textos, sino que le pregunta con sinceridad. En la religión judía la Ley es lo más importante, y el orden de los mandamientos tiene su importancia. ¿Cuál es el primero? ¿Cómo debo ordenar mi vida para que cumpla escrupulosamente la Ley? Jesús recuerda el Shema (“amarás a Dios con todo el corazón... ”), y añade otra cita del Levítico que manda amar al prójimo, poniendo los dos al mismo nivel. Esta equiparación de los dos mandamientos es la verdadera novedad de Jesús.

MEDITATIO. Jesús dice al letrado: «no estás lejos del Reino». La prueba infalible para saber si una persona cree en el Dios de Jesús es comprobar cómo se comporta con los hermanos; especialmente con los más débiles y necesitados. No falla nunca. Una segunda reflexión: la fe cristiana da una importancia enorme, inexcusable, fundamental, al ser humano. El amor al hermano se equipara con el amor a Dios, y al revés. De ahí que uno que dice que ama mucho a Dios pero humilla al hermano, no puede pretender ser un buen cristiano; y al revés, uno que dice que ama al hermano y se cierra al misterio de Dios, tampoco alcanza el fondo último de la vida en espíritu según el evangelio. Muchas personas quieren ser buenas; buscan la verdad en este amor que es inseparable entre Dios y la humanidad. Su búsqueda a veces es confusa. Jesús tiene una respuesta.

ORATIO. Padre bueno, que te invoquemos con un corazón íntegro; que te alabemos en las adversidades; que honremos tu nombre en el amor a los hermanos.

CONTEMPLATIO. Hoy nos paramos a contemplar este hombre bueno, que no va con mala intención. Su preocupación es comprensible. Él quiere cumplir la ley. Pensamos y ponemos nombres y rostros a tantas personas que quieren ser buenas, que quieren vivir conforme a la llamada de Dios que sienten en su interior. Damos gracias a Dios por estas buenas personas y pedimos que Dios les ilumine para encontrar el sentido pleno de su búsqueda.



Frase para pensar: ‘Cuando nos dirijamos a alguien, recordemos que Cristo vive en esa persona’. (B. Teresa de Calcuta)


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