26 enero, 2014

'Conversión' significa 'movilización'


            Acabo de llegar de misa de once. El párroco es un hombre que tiene una gran cualidad y dos defectos a la hora de predicar. Los defectos son: uno que se escucha a sí mismo cuando habla, como si dijera, ¡pero qué bien hablo!, feo vicio donde los haya; el otro, que no tiene un esquema claro: habla hasta que se cansa (¡mortal para los oyentes!). La cualidad del párroco es que a veces es ingenioso. Dice cosas que no suelen darse de antemano por sabidas. Hoy nos ha sorprendido con una: «conversión significa movilización»; y ha añadido «hay que movilizarse para cambiar lo que no nos gusta».
            Me ha gustado porque tiene mucha verdad. Siempre nos han explicado que «conversión» en griego tiene que ver con «cambio de mentalidad» (metanoia; la nous es la mente humana). Surge la pregunta ¿en qué se nota que uno «cambie de mentalidad» si luego «no se mueve»?
            Ayer celebrábamos la «conversión de san Pablo», ¡Qué bien lo entendió! Fue convertirse y fue un «no parar». Se «movilizó» del todo: de Damasco a Tarso; de allí a Arabia; luego a Antioquía de Siria; luego a Jerusalén; luego a la península anatólica (el centro de Turquía) hasta en tres ocasiones; saltó «el minicharco» de los Dardanelos y se plantó en Grecia; luego llegó a Atenas y por fin a Roma. Dicen que incluso llegó a Hispania, a Tarragona. Aún más; en los alrededores de Huesca (la Osca romana) conservan una «Iglesita de san Pablo», que se erige hasta donde llegó el «apóstol de las gentes», según algunos. Convertirse, cambiar de forma de ver la vida y ponerse en movimiento es todo uno.
            La palabra «movilizarse» tiene, como todas las palabras, «carga significativa». Cuando comienza una guerra los ejércitos «movilizan» incluso a la población civil. En un movimiento social, los grupos fuertes «movilizan» a sus militantes y a quienes estén de acuerdo con ellos. Incluso los clubes de fútbol «movilizan» a sus «tifosi» para evitar que el equipo pierda un partido o que descienda de categoría. ¡Todo el mundo se moviliza por algo!
            
Los cristianos, cuando Jesús nos llama al comienzo de su predicación  a que nos «convirtamos», ¿nos movilizamos, nos movemos? ¿o nos quedamos cariacontecidos, adormilados y aburridos como si nada interesante o importante hubiera que hacer?

Pedro Ignacio Fraile Yécora
26 de Enero de 2014

http://pedrofraile.blogspot.com.es/