Lectura del santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a
Jesús:
-
Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús
dijo:
-
Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o
madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en
este tiempo, cien veces más
─ casas y hermanos y
hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones ─, y en la edad futura,
vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
(Marcos 10, 28-31)
LECTIO. El hombre rico se marcha
ante la petición de Jesús (texto precedente). Pedro se adelanta y habla por los
discípulos sin que Jesús les pregunte: «nosotros hemos dejado todo». Un gesto
de generosidad. ¿Espera la aprobación o la enhorabuena de Jesús? Jesús
reflexiona sobre los beneficios presentes (cien veces más, con persecuciones) y
sobre los beneficios futuros (la vida eterna) de los discípulos. Jesús concluye
con el anuncio de un cambio en los criterios del mundo: los primeros serán
últimos, y viceversa.
MEDITATIO. Un matiz importante
«recibirá cien veces más con persecuciones». Los beneficios que promete Jesús
no siguen los criterios del mundo (acumulación de riquezas, lujos
innecesarios). El seguimiento supone confrontaciones y, en muchas ocasiones
soportar pruebas y oposiciones abiertas. Las cuentas de Jesús son otras. Los
beneficios de Jesús son otros. Nadie se hace discípulo de Jesús para hacerse
rico, y si lo pretende, es una perversión del evangelio.
ORATIO. Enséñame a ser discípulo
que busca poner mis pies en tus huellas, no halagos humanos ni beneficios
temporales que llenen torpemente mis almacenes.
CONTEMPLATIO. Ponemos rostros a
los grandes discípulos de la historia y vemos cómo todos han pasado por la
pobreza y la persecución. No de una forma simbólica, como si de un ‘adorno» se
tratase, sino de forma dolorosa: Pablo sufrió hambre y persecución física
poniendo en riesgo su vida en más de una ocasión; Francisco de Asís abrazó la
‘hermana pobreza’ y llegó a ser expulsado de la orden que él fundó; José de
Calasanz compartió su pan con los niños pobres de Roma, y tuvo que abandonar su
orden al final de sus días; Teresa de Jesús fue acusada de ‘judía’ por la
Inquisición; Carlos de Foucauld pasó necesidad en su peregrinar y murió de un
tiro por la espalda cuando estaba de oración ante el Santísimo en Tamarasset;
Edith Stein murió como carmelita descalza en un campo de concentración a manos
de los nazis etc.