05 abril, 2014

¿POR QUÉ DEMONIOS NO TE QUEDAS? (más sobre el evangelio del próximo domingo: Jesús y Lázaro)


 Acabo de leer esta noticia hoy en el periódico (texto en el recuadro de abajo), recordando el suicidio del cantante del grupo Nirvana. Se me han venido a la mente tres reflexiones que quiero compartir con vosotros, a raíz de dos de mis últimos artículos:

1) La pregunta que hacemos una y otra vez es ¿por qué…? La semana pasada comenté el ¿por qué? de los occidentales y el ¿para qué? de la sabiduría bíblica. Ver el artículo ‘¿Esto por qué? o ¿esto para qué? Razón o sentido en el ciego de nacimiento’

2) Este cantante, de 27 años, hastiado de éxito, se suicidó. ¿Qué hacemos con la vida cuando, aunque nos haya sido dada, y cuando incluso aparentemente bebamos a sorbos sus mieles, no la queremos? Volvemos al arduo problema del «sentido». ¿Para qué vivir?

3) La esposa del cantante dice ¿por qué no te quedas? Hoy nuestra sociedad evita decir que alguien «ha muerto» y dice que «se ha ido». La pregunta delata un sentimiento muy humano, pero insuficiente. La Resurrección de Cristo arroja luz: ‘No os inquietéis. Confiad en Dios y confiad en mí. En la casa de mi  Padre hay lugar para todos: de no ser así, ya os lo habría dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo’ (Jn 14,1-3)


NOTICIA DE AGENCIA (textual, sin quitar ni un punto ni una coma)

"¿Por qué demonios no te has quedado?", gritó Courtney Love en el homenaje celebrado tras la muerte de su marido, el ya mítico Kurt Cobain, un hecho que golpeó al mundo de la música hace 20 años y que sigue planteando entre muchos de sus admiradores esa misma cuestión.

Con motivo del aniversario de su fallecimiento, que se cumple mañana, son varias las iniciativas que intentan honrar con más o menos suerte la vida y obra de quien está considerado un icono y figura imprescindible de la música de los años 90 como gran adalid del grunge y del sentimiento desesperado de la generación X.

“Kurt Cobain, de 27 años, se atrinchera en el invernado de su casa. Atranca la puerta con un taburete, escribe una nota en tinta roja (...). Tras consumir 1,52 miligramos de heroína, se apunta con el cañón de la escopeta en la cabeza y acciona el gatillo", dice la entrada escrita por Borzillo para el 5 de abril de 1994, zanjando la polémica sobre si su muerte fue un suicidio o un asesinato.

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