En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo
habéis visto.» Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús
le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien
me ha visto a mi ha visto al Padre.
(Juan 14,7-9)
La
petición de Felipe muestra el deseo de tantas personas religiosas: «dinos cómo
es Dios». Sin embargo Jesús no es un hombre cualquiera que «habla de Dios», que
pronuncia «discursos acerca de Dios», sino que Jesús «revela el corazón mismo
de Dios». Quien ve y conoce a Jesús, entra en el conocimiento del Padre. La
propuesta del evangelio de Juan no es solo para «curiosos», sino para personas
que buscan la fe.
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